Por Manuel Alarcón, director de escuela de Nutrición y Dietética UST Temuco.
Una alergia es una reacción hipersensible del sistema inmune a una determinada sustancia, siendo las más conocidas aquellas que se producen frente a elementos como el polen o los ácaros. En el caso de la alergia alimentaria o también conocida hipersensibilidad alimentaria, que ha presentado una tendencia sostenida al alza en las últimas décadas, el alérgeno – producto que causa una reacción alérgica – que las desencadena son, como su nombre indica, los alimentos, aunque el mecanismo que se pone en marcha es el mismo.
Cualquier alimento puede causar una reacción alérgica, pero solo ocho alimentos causan el 90% de las reacciones, estos son: la leche, la soya, los huevos, el trigo, el maní, las nueces, el pescado y los mariscos.
La prevalencia de la alergia alimentaria en general varía con los hábitos dietéticos, lo que está condicionado por distintos factores que influyen en la selección de alimentos; como son, la geografía, la cultura, la edad, el nivel socioeconómico de la población, por nombrar algunos.
A pesar de que existen investigaciones para encontrar opciones terapéuticas más efectivas para tratar las alergias alimentarias (inmunoterapia, inmunización, modificación genética de alimentos, entre otros), el manejo dietético es una opción viable y necesaria, realizando una intervención donde se eliminan los productos alergénicos y un diseño de alimentación saludable que asegura el aporte de nutrientes requeridos por el paciente.
Esta dieta de eliminación suele implicar la exclusión de alimentos sospechosos durante un período de tiempo – a partir de dos semanas a algunos meses – y observar cómo el cuerpo reacciona. Después de la fase de eliminación, los alimentos se vuelvan a introducir uno a la vez para ver si los síntomas reaparecen, señalando así que un alimento en específico es el causante de estas reacciones alérgicas o síntomas de intolerancia. Durante este tiempo, se sugiere mantener un diario de registro de alimentos, donde se anoten los productos incorporados y la aparición (si las hubiera) de cualquier indicio de reacciones secundarias, esta metodología debe estar supervisada por un profesional nutricionista.
¿Alergia o intoxicación alimentaria?
Al momento de sufrir una reacción adversa asociada a un alimento, es usual confundir los conceptos de alergia e intoxicación. Como la mencionamos anteriormente, la alergia alimentaria es una hipersensibilidad ante la exposición a un alérgeno – en este caso un alimento específico- y afecta a una sólo persona.
Por otro lado, la intoxicación alimentaria, es resultado del consumo de organismos o toxinas en alimentos contaminados – en la mayoría de los casos son el resultado de bacterias comunes como Estafilococo o Escherichia coli- y puede afectar a una persona o puede presentarse como un brote en un grupo de personas que consumieron el mismo alimento contaminado. Los alimentos más asociados con los brotes de intoxicación alimentaria son las ensaladas frías, productos avícolas (principalmente ensalada de pollo), dulces de crema, productos lácteos (principalmente quesos) y el jamón sobre todo el cocido o alimentos elaborados con éste.
Cómo última sugerencia, debe usted consultar a su médico si detecta cambios en su piel, en la respiración u otra alteración que pueda asociar a una alergia, siendo este el primer paso para determinar si se ha desarrollado una respuesta inusual asociado a una alergia alimentaria.
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