La estabilidad de los precios chilenos y la capacidad para adaptarse a los vaivenes de la economía brasilera dejan a nuestro país en una posición favorable: actualmente los vinos de Chile han captado el 53% del mercado vitivinícola del gigante sudamericano.
Según cifras de Viña Ventisquero, el volumen de venta en vinos importados ha crecido 16%, y un 2% en valor. En cambio, no ocurre lo mismo con los espumantes y champagne importados, ya que han mostrado un decrecimiento en torno al 16% en volumen y 30% en valor.
“El aumento sostenido de los precios al consumidor en los últimos tres años en Brasil –principalmente por alzas de impuestos y costos de distribución- ha generado un consumo de vinos más económicos”, explica Francisco Ruidíaz, subgerente del mercado nacional de Viña Ventisquero.
El alegre y sociable consumidor brasilero
Los carmenere y cabernet sauvignon son las cepas favoritas de los brasileros: “Son vinos con bastante cuerpo y acidez moderada, lo que gusta mucho a este consumidor”, afirma Ruidíaz. “Ellos son sociables, alegres, gustan de la buena mesa, compartir con amigos y familia y por lo tanto, encuentran en el vino un buen complemento para acompañar estas ocasiones de consumo”.
El aumento de la participación del Carmenere en Brasil ha sido una constante para todas las viñas chilenas. Particularmente para Viña Ventisquero, la demanda sus vinos de ensamblaje están teniendo una demanda mayor al resto.
“Este 2017 pretendemos crecer en torno al 20% en ese país. Esto implica seguir ganando participación y clientes que nos prefieran en un mercado que se mantiene estrecho”, afirma Ruidíaz. Los principales competidores de los vinos chilenos en Brasil son España, Francia y Argentina, que tienen una importante presencia. Portugal, por su parte, también está mostrando una fuerte alza.
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