A pesar de la inversión y las políticas educativas implementadas, aún existen diferencias de más 100 puntos entre establecimientos de mayores y menores recursos.
Para avanzar en esto, Educación 2020 propone innovar en la sala, además de acabar con la burocracia administrativa y la presión que hoy ahoga a las escuelas.
Hoy la Agencia de Calidad de la Educación dio a conocer los resultados del Simce 2016 en todos los niveles, los que revelan que las brechas económicas aún se mantienen en el país, pese a la inversión y las políticas educativas implementadas. Una tendencia que no es distinta en La Araucanía.
Si bien es cierto, a nivel regional las brechas de género se acortan y los estudiantes de cuarto básico suben más de 20 puntos en las pruebas, las diferencias entre las escuelas más ricas y más pobres de la Región van desde los 50 puntos, realidad que se agudiza en los jóvenes de segundo medio, quienes mantienen una brecha de más de 100 puntos.
Según indica Ariel Ramos, director de la macrozona sur de Educación 2020, ésta se trata de una realidad que no es nueva en La Araucanía y que da cuenta de que gran parte de los estudiantes no logra los aprendizajes mínimos para su edad, en todos los cursos y asignaturas.
“Si se analizan los resultados de la última década es posible observar, por ejemplo, que las diferencias el 2008 eran de 120 puntos entre estudiantes de segundo medio de las escuelas más ricas y más pobres de La Araucanía, brecha que hoy es de 118 puntos. Lamentablemente, los resultados poco han cambiado en este nivel”, afirma.
Ramos explica que, en términos estadísticos, 100 puntos corresponden a dos desviaciones estándar, es decir, entre los niños de escuelas más ricas y más pobres existen dos años escolares de distancia.
“Lo más preocupante es que las brechas aumentan a medida que aumenta la edad de los niños y niñas. O sea, nuestra educación profundiza las desigualdades”, explica Ramos.
CAMINOS
Sin embargo, a juicio del representante regional de Educación 2020, los resultados no deben ser vistos como irremediables. “Los resultados deben ser una alerta para reconocer aspectos críticos de nuestro sistema educativo, pero también deben ser un insumo para iluminar el desafío de lograr que cada estudiante viva experiencias de aprendizaje que les permita desarrollarse”, señala.
En este sentido, Ramos destaca que el principal camino para avanzar en la calidad educativa es la innovación pedagógica, es decir, centrarse en la sala de clases. “Hoy los estudiantes pasan mil 200 horas en clases al año sin aprender y esto ocurre porque la forma de enseñar no cambia hace siglos. La innovación pedagógica es hoy una urgencia y en eso estamos trabajando con 14 establecimientos de La Araucanía”, manifiesta.
Otro de los aspectos que, a su juicio, dificulta el mejoramiento de la calidad es la “jaula burocrática que ahoga a las escuelas. El exceso de reglamentaciones y la falta de tiempo para la labor propiamente pedagógica estrangulan toda posibilidad de innovar en la educación”.
El director concluye que “estos son caminos que planteamos en nuestro Plan Nacional, que es la propuesta política más ambiciosa que hemos hecho como Educación 2020, y donde la experiencia de La Araucanía ha sido clave. Esperamos que este plan sea considerado por los candidatos, en miras a las elecciones presidenciales, y que esto nos permita avanzar hacia una educación que privilegia la confianza y la calidad por sobre el control”.
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