Frente al estudio y acción judicial realizada por el Sernac, el Presidente de la Comisión de Economía del Senado llamó al Gobierno a poner urgencia al proyecto que regula las bebidas energéticas, pues dijo no es sólo un problema de rotulación sino que está en juego la salud pública de los niños.
El estudio del Sernac y la denuncia a tribunales es un avance pero no aborda el tema de fondo que es proteger a los menores de edad frente al riesgo que representa el consumo de productos con sustancias aditivas o estimulantes, como son las bebidas energéticas o suplementos alimentarios que incorporan cafeína, dijo el senador Eugenio Tuma.
Presentamos el proyecto de ley, porque en la industria de alimentos la autoregulación no funciona. «Las empresas saben que en distintos países la venta de bebidas energéticas está prohibida para menores de edad, tiene regulación su publicidad sobre los riesgo y contenidos y existen contundentes informes de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y de entidades científicas que han recomendado prohibir estos productos a los niños y establecer una política pública de vigilancia sobre estos productos», sostuvo el parlamentario.
La industria, agregó Tuma Zedán, abusa de la publicidad dirigida a los niños y adolescentes que se sienten atraídos por las bebidas energéticas debido a la comercialización y publicidad como un producto eficaz para obtener mayor energía o resistencia, o por influencia dentro del grupo de amigos y la falta de conocimiento de los componentes y sus efectos en la salud.
El proyecto- actualmente en primer trámite legislativo- resaltó el legislador PPD, también estipula la prohibición de exhibir publicidad a niños y adolescentes, y vender u ofrecer dichos productos mezclados con bebidas alcohólicas. Además, el etiquetado deberá incorporar la advertencia sobre los efectos a las poblaciones de riesgo, como son las mujeres embarazadas. Hay que precisar que varios países ya han regulado este mercado, entre ellos Canadá, Colombia o Argentina.
Además, se propone prohibir la venta, suministro o consumo de dichas bebidas en los establecimientos educacionales del país.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha elaborado estudios y recomendaciones precisas sobre estos productos. El organismo internacional sostuvo que el consumo de bebidas energéticas puede ser un peligro para la salud pública, especialmente entre los jóvenes, concluyendo que «extrañamente la venta de bebidas energéticas no son reguladas por la edad, a diferencia del alcohol y el tabaco, y donde también existe un efecto negativo en los niños, siendo un potencial problema de salud pública en el futuro”.
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