Pedro Pablo Errázuriz, presidente de everis Chile
La Araucanía sigue siendo centro de atención en lo que se refiere a noticias regionales. Sin embargo, salvo la visita del Papa de enero pasado, muchas veces las informaciones se refieren a los conflictos, casos policiales y, recientemente, incendios. Pero la realidad de la zona es mucho más amplia y, claramente, más auspiciosa, tomando en cuenta sus recursos humanos y naturales.
De hecho, pese a todos los problemas, la Araucanía, según cifras provisorias del Inacer a septiembre de 2017, está entre las regiones que más crecieron el año pasado, casi 1%, lo que es destacable cuando varias zonas mostraron cifras negativas o prácticamente no se expandieron en el contexto de un año difícil para la economía.
En ese sentido, es relevante que las empresas, empresarios, emprendedores, tanto locales como extranjeros, hayan seguido apostando por desarrollar proyectos en diferentes rubros, dando oportunidades laborales a los habitantes de la zona. Así, las inversiones no han faltado.
Por nombrar un caso. En noviembre pasado una compañía holandesa inauguró una inversión por US$ 9 millones en un centro mejoramiento genético de ovas de salmón en Catripulli, en la comuna de Curarrehue, con lo que no sólo reforzó esta actividad en la zona, sino que ayuda a optimizar la competitividad de la industria salmonera chilena.
Otro caso notable es el anuncio de una cooperativa inmobiliaria, que informó que invertirá US$ 98 millones en dos proyectos en la región en los próximos 9 años, con lo que no sólo generará empleos, sino que contribuirá a que unas 1.440 familias accedan a viviendas de carácter social.
En nuestro caso, apostamos también por la región y, luego de inaugurar la segunda fase del Hub Digital, en diciembre de 2016, hoy podemos decir que convertimos a la zona en polo tecnológico, incluyendo un centro de innovación abierto, el primer data center de regiones y una fábrica de software, con un equipo profesional conformado en su mayoría por ingenieros y programadores. Así, este sector se convirtió en un uno de los principales exportadores de la región. De hecho, hasta hace poco, el 30% de la carga de trabajo de programación provenía de Santiago, mientras que el resto provenía de Europa.
Con diferentes enfoques, pero con similar ímpetu, muchos preferimos ver el vaso medio lleno y pensar que la Araucanía y su gente tienen mucho futuro, y lograrán superar los problemas que hoy la aquejan.
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