Jorge Peña Araos
Director Escuela de Nutrición y Dietética, U. Central
La alta prevalencia del sobrepeso y la obesidad, unido al sedentarismo de la población chilena, evidencia que no hemos hecho bien nuestra tarea y nos lleva a replantear el desarrollo de nuevas estrategias para abordar este serio problema de Salud Pública. Sin duda, estamos en deuda con la aplicación de una educación alimentaria efectiva y que permita un cambio en los estilos de vida
El programa Elige Vivir Sano nació como una herramienta para propiciar hábitos de vida saludables. Lamentablemente, este programa perdió fuerza y financiamiento durante la gestión presidencial pasada. Quizás el talón de Aquiles del Programa Elige Vivir Sano fue precisamente su financiamiento, en el cual participaban empresas de alimentos, algunas de las cuales ofrecían productos poco saludables. Esto, obviamente, produjo una sombra de duda sobre las intenciones de estos privados al colaborar financieramente con un programa que pretendía desarrollar, entre otras cosas, hábitos alimentarios saludables.
Relanzar el Programa Elige Vivir Sano es, sin duda, un valioso aporte para la salud de los chilenos. Es evidente que iniciativas como esta deben mantenerse a través del tiempo y no cambiar con los gobiernos de turno. Sin embargo, debe contar con un financiamiento primordialmente estatal y aquellos contribuyentes privados que colaboren deberían transparentar públicamente sus aportes e iniciar modificaciones fundamentales en la calidad de aquellos alimentos poco saludables presentes entre sus productos a comercializar.
Del mismo modo, se debe garantizar que el Programa Elige Vivir Sano tenga una representación nacional, o sea, lo que se hace en Santiago o en las grandes ciudades, también se realice en regiones, incluso en comunidades alejadas y no olvidando los grupos más vulnerables.
Paralelamente, no se puede olvidar la incorporación de la academia a este proceso, con el propósito de crear políticas públicas sanas, que garanticen estilos de vida saludables y una mejor calidad de vida.
El Programa Elige Vivir Sano consideraba, originalmente, el uso de toda la infraestructura gubernamental para apoyar las acciones de este programa. Por lo tanto, desde el punto de vista alimentario, es esencial reconocer la labor de los nutricionistas de la Atención Primaria de Salud como actores claves en las actividades de educación alimentaria, en el combate de la obesidad y de las enfermedades crónicas no transmisibles. Sólo recordar que, en el pasado, la gestión de los nutricionistas en los equipos que enfrentaron la lucha contra la desnutrición infantil, permitió su erradicación exitosamente.
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