Karen Kanzúa
directora Escuela de Ingeniería, U. Central
¿Cuántas ingenieras chilenas son ampliamente reconocidas por su labor? seguramente no tantas como en el caso de los hombres. Evidentemente, esto va de la mano con la proporción de personas de un género y otro que se desarrollan en esta disciplina, donde el sexo masculino lleva una marcada delantera, pero ¿por qué las niñas y jóvenes chilenas no se suman a la par que los varones a estas carreras? diversas pueden ser las causas, sin embargo, el enfoque de género en términos de cómo se perciben las mal llamadas ‘ciencias duras’ desempeña un papel importante.
Algunas décadas atrás, era inconcebible pensar que las mujeres ocupáramos espacios dedicados a la ciencia, tecnología, investigación o tan siquiera que fuésemos activas en el mundo laboral. Pero esos paradigmas han ido evolucionando, conforme a las demandas del mundo contemporáneo.
Si bien, la mujer actual ha ganado espacios gracias al valor de su ejercicio como profesional, por sus rasgos versátiles y habilidades blandas, además de las recientes demandas sociales por el reconocimiento igualitario; también es necesario destacar que el avance ha sido lento, incluso a veces, con intermitentes señales de retroceso.
Muchos se sorprendieron por la multitudinaria marcha del 8M, pero los datos evidencian la necesidad de continuar el debate para avanzar de forma real. El año pasado un estudio realizado por Mujeres Empresarias y la UC, reveló que en Chile sólo el 13% de los cargos de primera línea ejecutiva o gerenciales son ocupados por mujeres, y peor aún, sólo un 9% está presente en directorios.
Impulsar la equidad de género es una tarea todavía pendiente de los estados, pero no de su entera exclusividad. Desde el marco valórico del hogar deben gestarse las primeras líneas que fomenten el entusiasmo y la confianza de las niñas, que despierten su curiosidad y las invite a incorporarse en el fascinante mundo de la ingeniería y las ciencias, sin miedos o prejuicios asociados.
Paralelamente, es importante la educación vocacional temprana en la enseñanza básica; además de ofrecer visibilidad a las mujeres que ejercemos roles de liderazgo, que hacemos ciencia, desarrollo tecnológico e innovación, para proyectarnos como modelos responsables que inspiren a las jóvenes y niñas de hoy.
En este sentido, las Escuelas de Ingeniería del país cumplimos un rol valioso, pues tenemos el desafío de promover la transformación a través de la formación de los ingenieros e ingenieras del futuro, con más investigación científica y aplicada en la malla curricular y a la par, haciéndonos parte de la plataforma que promueve el enfoque real de género.
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