Psicólogo de la Red Educacional Cognita
Los menores de edad pueden manifestar su angustia frente a los acontecimientos del país de distintas formas, dependiendo de la etapa de desarrollo. Para el sicólogo de la Red de Educación Cognita, Juan Pablo Varas, una observación no invasiva de las conductas y palabras de los niños es clave, y entrega recomendaciones para acompañar y dar contención a nuestros hijos en estos momentos de crisis social.
¿Cómo se sienten nuestros niños frente la tensión que vive el país? ¿Cómo les afecta nuestro propio estrés o las imágenes que ven en televisión? ¿Cómo debemos actuar frente a ellos y qué debemos decirles? Son algunas de las preguntas que se hacen los padres frente a los hechos que han ocurrido estos últimos días en el país. Y es que todo lo que pasa también afecta a nuestros niños y es algo a lo que debemos estar atentos.
“Esta es una oportunidad para que surjan claramente dos cosas: el rol activo y protector que debemos tener como padres, conscientes de la oportunidad que nos da la etapa de desarrollo de nuestros hijos; y que es clave aprovechar este momento para seguir formando a nuestros niños y ayudarles a generar un sentido de vida”, explica Juan Pablo Varas, sicólogo de la Red de Educación Cognita.
Agrega que los niños son muy sensibles a lo que sucede en su entorno, absorben todo, y que en estos momentos de estrés y tensión social, el deber de los padres es contenerlos y darles seguridad. Pero muchas veces los adultos no saben cómo enfrentar el desafío de despejar sus miedos y cuidar su estabilidad emocional.
“La primera actitud que deben tener los padres en tiempos de agitación es conocer y mirar honestamente cómo están actuando ellos mismos; poder identificar las emociones y pensamientos automáticos que les surgen con esta situación. De esta manera, si perciben cierto cambio en sus rutinas, buscar disminuir la tensión por medio de una conversación honesta, racionalizar los hechos, expresar las emociones, en un ambiente contenedor. Es clave que los padres, entendamos que debemos modelar y contener a nuestros hijos, puesto que muchos actuarán como espejo de nosotros” puntualiza Varas.
Y es que aunque los adultos crean o no perciban un efecto real en los más pequeños, estos sí ocurren, especialmente si los padres se sienten angustiados y ansiosos, si los niños están muy expuestos a los acontecimientos que muestra la televisión o si son testigos directos de la violencia o desmanes. Todo eso los afecta en mayor o menor medida, según su edad, y los adultos deben estar atentos a las señales que nos entregan. “Estas señales implican cambios significativos de rutina habitual: si están más irritables, si expresan miedo abiertamente, cambio en el sueño o alimentación, deseo de no separación (buscar dormir con los padres), ir más al baño, mutismos, etc. Los signos pueden ser varios y diferentes, dependiendo de la etapa de desarrollo. Por eso es clave una observación no invasiva de las conductas y palabras de los niños, para identificar cambios a su rutina o modo de actuar”, indica profesional de la Red Cognita.
Cada etapa de desarrollo exige una forma distinta de abordar la situación. En niños de educación parvularia se les explica someramente, buscando por sobre todo dar seguridad, y aprovechando que aún se encuentran en una etapa de pensamiento mágico. Se puede ayudar con algún objeto que favorezca el apego”, sostiene.
El sicólogo agrega que en niños de básica, su pensamiento es concreto y centrado en sus intereses, por ello es bueno explicarles los eventos con frases cortas, y que siempre manifiesten seguridad. “En el caso de los adolescentes, se debe invertir tiempo en escuchar empáticamente sus razones, ayudar a buscar información correcta e invitarlos a expresar su opinión. Es clave ayudarles a mirar la realidad desde varias aristas, como también escuchar sus puntos de vista. En todo esto es importante que los padres o adultos significativos ayuden a mostrar un camino de análisis de la realidad, pero no que la impongan, puesto que la persona debe en algún momento tomar y discernir su proyecto de vida personal”, sostiene.
Juan Pablo Varas concluye que es importante estar conscientes que como adultos sepamos que en todo momento seguimos formando personas, y que estas esperan, no importando su edad, la adecuada contención y acompañamiento en este proceso de la historia. “Desde ahí es fundamental, que el ‘cuidador se cuide’ y que busquemos siempre ser padres ‘suficientemente buenos’ no perfectos”.
CONSEJOS PARA ENFRENTAR EL ENTORNO
Algunos consejos prácticos para los adultos que tienen a cargo niños:
– No exponer a los niños y jóvenes a una cruda y morbosa violencia, tanto en televisión como en redes sociales.
– No juzgar ni invalidar sus opiniones ni emociones. Es más bien contener y redirigir.
– No criticar sus conductas, sino más bien interpretarlas como un llamado de ayuda.
– Se pueden buscar medios para disminuir la ansiedad, tales como jugar, bailar, pintar, cantar, construir, respirar pausadamente.
– Disminuir el azúcar de la alimentación.
– Evitar la exposición prolongada a las pantallas.
– Retomar la rutina e ir al colegio, que puede ser un buen espacio de contención.
– Si se decide ir con ellos a los cacerolazos verificar si existen suficientes garantías de seguridad en todo momento, y cuidar las conversaciones frente a los más pequeños.
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