El turismo ha sido una de las actividades que presentó mayor incremento en los últimos años, alcanzando en nuestro país tasas de crecimiento en torno al 10%, que lo convirtieron en una de las áreas de mayor dinamismo dentro de la economía nacional y que alcanzó su peak el año 2017 cuando se registraron 6.449.883 arribos internacionales.
Adicionalmente, en materia de empleabilidad, las contribuciones del área tanto de forma directa como indirecta alcanzaron un 4,4% y un 9,9% respectivamente, según datos proporcionados por el Servicio Nacional de Turismo (SERNATUR, 2019).
Si bien este incremento estaba fuertemente influenciado por el Turismo de compras argentino, se observaba también crecimiento de mercados de mediana y larga distancia.
Sin perjuicio de lo anterior, desde esa fecha y debido tanto a factores externos como internos, se ha observado una desaceleración en el último trimestre del 2019, lo cual se refleja en una caída de -21,1% en términos de los arribos internacionales, al compararlo con el período 2018, año que ya había registrado un descenso de -11,3% con relación al año 2017.
La irrupción de la pandemia del Covid-19 ha representado un golpe devastador para la actividad turística, no solo en Chile sino en el mundo entero.
En efecto, la Organización Mundial del Turismo (UNWTO), ha relevado el área como una de aquellas que se ha visto más afectada por la pandemia, toda vez que habría una reducción de desplazamientos turísticos a nivel mundial del orden del 20% a 30% durante el presente año, lo que se estima en pérdidas de entre USD 300.000 y USD 400.000 millones de dólares (UNWTO, 2020).
Lo anterior, supone una caída en torno al 5% del PIB mundial.
El sector turismo, que en nuestro país está conformado en un 90% por micro, pequeñas y medianas empresas ligadas a la cadena de servicios y productos, entre ellos, hotelería, gastronomía, transportes, turismo de aventura y de intereses especiales, requiere de medidas urgentes destinadas a rescatar la industria y recuperar la demanda una vez que se supere la crisis sanitaria.
La demanda turística global, al igual que lo sucedido en otras áreas de la economía, ha descendido a su mínima expresión y la oferta se ha visto obligada a cerrar sus puertas para cumplir con las medidas sanitarias adoptadas para proteger a trabajadores y visitantes, medidas sin duda urgentes y necesarias pero al mismo tiempo con obvios efectos sobre el sector.
El Turismo moderno, que responde a modelos desarrollados desde los años 50 del siglo pasado, nunca se había visto enfrentado a una situación similar, por lo tanto no existen recetas para salir de la crisis y se requerirá de grandes esfuerzos y unidad de todos los componentes de la cadena de valor turística para superarla. Si bien todo despende de la evolución de la pandemia, hay coincidencia que la recuperación del turismo internacional debería comenzar a verificarse hacia finales de año, aunque la demanda interna pueda repuntar unos meses antes.
El confinamiento genera añoranza y el recuerdo de viajes es una de las imágenes más recurrentes en redes sociales. Las personas querrán salir cuando esto termine y los grandes espacios no saturados serán sin duda los destinos más demandados, las playas llenas de gente y las grandes ciudades tardarán más tiempo en recuperarse.
Este cambio en el estado de cosas implica cambios sociales que llevarán a nuevos paradigmas que recién comienzan a perfilarse y el sector turismo debe adelantarse para identificar las nuevas exigencias e incorporarlas a su oferta.
Las medidas de apoyo por parte del Estado para rescatar al sector son fundamentales y urgentes, de modo que si tardan demasiado podrían significar daños irreversibles en la estructura de producción turística.
En este sentido, la proyección de mensajes promocionales claros y coherentes sobre las ventajas que ofrece nuestro país y región para las nuevas exigencias de la demanda post crisis, la adopción por parte de las empresas de protocolos y procedimientos que minimicen los riesgos de contagio de trabajadores y visitantes, son pilares sobre los que consideramos se deberían articular las estrategias para superar la situación actual.
Dicho lo anterior, la formación continua en gestión del riesgo así como el desarrollo de competencias y habilidades para interactuar con este nuevo escenario turístico, son cuestiones que resultan ineludibles en materia de capital humano.
Teniendo ese marco como telón de fondo, nos ponemos a disposición de los organismos públicos y privados para colaborar en lo que podamos.
La universidad está activa, presente y desarrollando su quehacer como centro universitario de pensamiento y acción, comprometido con el quehacer regional y en este caso con un sector tan sensible para La Araucanía como lo es el turístico, desde esta posición y reconociéndolo como un imperativo ético, es que estamos disponibles para aportar desde nuestras capacidades en la superación la crisis.
RODRIGO GARRIDO MALDONADO
Director
UFRO- Campus Pucón
MARCEL SORHAUBURU ALCOCER
Máster en Turismo
UFRO Campus Pucón
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