Gabriel Saavedra y Maritza Bastías
Centro Regional INIA Carillanca
En el contexto del programa Gore-INIA “Mejoramiento de la competitividad del rubro hortícola en La Araucanía con el propósito de transformar a la región en el proveedor de hortalizas para la zona sur y de exportación, se dan a conocer antecedentes para una buena planificación de siembras de primavera y verano en hortalizas. El inicio de una buena cosecha se inicia con una preparación de suelos de acuerdo a las necesidades del cultivo objetivo. La labranza comienza con la acción de mover el suelo, lo cual produce cambios en las propiedades físicas o estructura. Los objetivos son soltar el perfil de suelo, eliminar malezas, incorporar los residuos vegetales, iniciar el control de plagas y enfermedades, y generar un mullido del perfil superior. Los efectos son aireación de suelo, mejorando el intercambio de oxígeno (O2) y dióxido de carbono (CO2 ), aunque el mayor problema es la liberación de CO2 al medio ambiente en cantidades importantes de gas capturado en los poros del suelo. Por otra parte, elimina la compactación del suelo y, según la época del año, mantiene o elimina contenido de humedad de éste.
El mullido del suelo mejora la aireación al aumentar el volumen de los macro poros, pero la labranza excesiva destruye la agregación del suelo, entonces las partículas finas sellan los poros, reducen el volumen, alteran la difusión de gases y disminuyen la infiltración de agua. Por otra parte, un exceso de labores puede provocar compactación de suelos, lo que implica una pérdida de porosidad, aumento de la densidad aparente, reducción de la actividad biológica e infiltración de agua en el suelo.
Hay dos tipos de labranza, la primaria que produce una rotura de suelos con movimientos agresivos con equipos de inversión (arados de vertederas o discos) o equipos de acción vertical (arado cincel o subsolador), este último es el más recomendado actualmente para no traer semillas del banco profundo de semillas hacia arriba e incrementar la población de malezas. Posteriormente, continúa la labranza secundaria que corresponde al mullimiento superficial del suelo, o la cama de semillas, que implica el uso de rastras y vibrocultivares. La preparación de suelo dependerá mucho del cultivo anterior, si fue un cultivo escardado como maíz, papa o poroto, es un suelo aireado, no muy compactado, que necesita labores simples. Pero si proviene de una empastada, que es un suelo poco movido, muy compactado por pisoteo, con poca aireación y cubierta vegetal excesiva, necesita labores de tipo primario.
Para asegurar la nutrición adecuada a los cultivos de hortalizas, se recomienda hacer análisis de suelo, aplicar cal, dependiendo del nivel de acidez del suelo, adquirir los insumos a tiempo y aplicarlos según dosis por cultivo. Por otra parte, para decidir qué cultivo producir, se debe tomar en cuenta el cultivo anterior de a lo menos 2 temporadas libre del mismo cultivo y considerar rotaciones de especie de distinto órgano de consumo (hoja, raíz, fruto, inflorescencia) para prevenir presencia de patógenos (plagas y enfermedades) y disminuir la influencia de malezas. Evaluar la disponibilidad de agua para riego, revisar las instalaciones y hacer mantención. Se recomienda utilizar cinta de riego para un uso más eficiente del agua y prevención de enfermedades. Los tiempos de cultivos de las especies son distintas por zona agroecológica, por lo que se aconseja ubicar el predio para considerar los tiempos libres de heladas o los tiempos de temperatura elevada, porque los tiempos de cultivos son distintos. Por ejemplo: el cilantro fluctúa entre 60 a 75 días desde la siembra y la cosecha, dependiendo de la zona.
Si se cultiva especies de trasplante, se debe definir la variedad adecuada para la temporada de primavera, adquirir semilla en lugar autorizado, definir el sustrato para el inicio de almácigos, sobre que recipiente se van a elaborar, recomendándose el uso de bandejas tipo speedling, las especies que se recomienda bajo modalidad de trasplante son lechuga, brócoli, repollo, coliflor, kale, ají, tomate, entre otras. Es importante definir el sistema de siembra y de plantación, dependiendo de la especie a cultivar, se recomienda elaborar camellones con maquina surcadora para la siembra de maíz, habas, arvejas, porotos verdes, y para plantaciones de repollo, brócoli, kales, coliflor y lechugas. Para siembras directas de espinacas, betarragas, espinacas y plantación de puerro se aconseja elaborar mesas de 1,20 m de ancho con máquina encamadora.
Realizar una planificación a tiempo, permite preveer imprevistos y lograr mejor resultado de rendimiento y de calidad.
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