El emprendimiento de Miguel Valencia, quien obtuvo el primer lugar en la segunda versión el concurso de emprendimiento patrocinado por Andrónico Luksic y su familia, fue reconocido con el sello dorado por cumplir con los máximos estándares de calidad, “convirtiéndola en la mejor sal del mercado”.
Los altos estándares de calidad de Fedusal21, emprendimiento de Miguel Valencia, quien obtuvo el primer lugar en la segunda versión de Impulso Chileno, hizo que este emprendimiento de La Araucanía fuera reconocido con el sello dorado por parte de la Asociación Chilena de Asadores, que tiene como objetivo recuperar y dar identidad al asado chileno y a la cocina ancestral.
Eduardo Elgueta, presidente de la asociación, explica que formaron un comité de expertos en distintas materias y decidieron crear este reconocimiento para productos que cumplan con excelencia en términos de branding, aporte publicitario y calidad; además de todos los aspectos legales.
“Miguel tiene un producto de excelencia, hoy día es la sal de mar mejor trabajada del mercado, la única que no contiene humedad y que está perfectamente granulada. Para nosotros, es la top del mercado en términos de branding, mezclas, calidad y tipos de envase. Él tiene todos los formatos, por lo cual es merecedor de este premio”, explica Elgueta.
El emprendimiento de Miguel Valencia surge en 2018, por la necesidad de darle más cuidados a su pequeño hijo Juan Eduardo que nació con Síndrome de Down, Miguel Valencia se propuso cambiar su trabajo. “Nos vimos obligados a inventar algo para poder trabajar desde la casa y así darle tiempo a mi hijo y generar dinero. Decidí que iba a optar por la sal porque era lo que tenía a mi alcance y que ya conocía”, cuenta Miguel.
Con la inquietud de trabajar con la sal, decidió emprender y así creó una microempresa familiar dedicada al envasado y distribución de este producto, al cual llamó Fedusal21. “Su nombre se debe a las iniciales de dos de mis hijos, Felipe y Juan Eduardo, la sal por el producto y el 21 por la trisomía del más pequeño”, explica.
En sus inicios empezó a vender la sal al natural y después profesionalizó el proceso, por lo que realizó una alianza con los parceleros salineros de Lo Valdivia en la sexta región para obtener la materia prima. Él se encargaba de elegir la sal, llevarla a Temuco, limpiarla, secarla, mezclarla con especias naturales, envasarla, etiquetarla y distribuirla. Una vez constituido su emprendimiento decidió que era tiempo de avanzar y en 2019 postuló a la segunda versión del concurso Impulso Chileno de la familia Luksic donde obtuvo el premio mayor de 10 millones de pesos y una mentoría de seis meses en la Escuela de Administración de la Universidad Católica.
Este premio en dinero permitió a Miguel Valencia adquirir un horno industrial, una mezcladora y varios insumos que le permitieron hacer más eficiente su negocio.
“La adquisición del horno me ha ayudado mucho porque el secado de la sal antes la hacía con un horno convencional y tenía que secar de a dos kilos cada 20, 25 minutos. Ahora con el horno industrial puedo secar 50 kilos al mismo tiempo”, precisa.
Miguel Valencia está orgulloso de sus logros y de los avances en su emprendimiento. Hoy ya cuenta con 96 locales abiertos a nivel nacional y pretende llegar a los 120.
“Como buen emprendedor uno parte insistiendo mucho hasta tener resultados. Ser ganador de Impulso Chileno es uno de los logros más grandes. Más que el premio en sí, fue el reconocimiento que vieran en mi proyecto algo que no se va derrumbar mañana, sino que es un proyecto que ya está andando y que hoy somos la mejor sal de mar en Chile”, comenta Miguel con orgullo.
Dejar una contestacion