“La nueva clase media sufrirá la profunda desaceleración. Debemos estar alerta, porque puede haber una tormenta perfecta, donde se pueden perder las democracias”, sostuvo el experto.
“El capitalismo y la democracia, ambos, tienen que ser adecuados al siglo 21”, afirmó Naím.
“La recuperación económica dependerá mucho de la recuperación sanitaria y la verdad es que a estas alturas nadie sabe cómo realmente será”, pronosticó el analista internacional Moisés Naím, durante el desarrollo del foro virtual de la “Nueva Normalidad a la Nueva Realidad”, organizado por Empresas CMPC.
Pronosticó que “tendremos vacunas más pronto de lo que todo el mundo cree y que el tema no será la producción de las mismas sino que el problema estará primero en producirlas a escala, a niveles de miles de millones de dosis, y, segundo, el verdadero reto será la distribución. Esto tendrá consecuencias sobre la reactivación”.
Afirmó que el próximo debate no será por quién creará la vacuna contra el COVID-19, sino quién la obtendrá. “Pronto la gran competencia y los titulares se los llevará la carrera competitiva sobre quién obtendrá la vacuna, cómo y cuándo. La desigualdad sanitaria se verá reflejada a nivel mundial”.
En el foro virtual, liderados por el gerente general de CMPC, Francisco Ruiz-Tagle, y donde participaron alrededor de mil personas conectados vía webex y a través de streaming, el reconocido analista advirtió que esta es la crisis económica más grave para América Latina.
Por tanto, dijo que “es posible que esta sea una década perdida en materia de crecimiento. La nueva clase media sufrirá la profunda desaceleración. Debemos estar alerta, porque puede haber una tormenta perfecta, donde se pueden perder las democracias”.
“Tengo una mala sensación sobre cuál es la recuperación de los países emergentes, creo que estos sufrirán una crisis más prolongada, más dura, más dolorosa, más difícil de salir de lo que se sabe. Aunque, dependiendo de la disponibilidad y acceso a las vacunas, Estados Unidos y otros países pueden irse recuperando”, señaló.
Para Moisés Naím otro de los grandes retrocesos que ha experimentado el mundo producto de esta pandemia es la lucha contra el cambio climático. “La realidad es que lamentablemente la pandemia creó una gran distracción sobre el cambio climático, ya que todos los gobiernos, organizaciones y empresas han puesto sus esfuerzos y presupuesto en vencer esta crisis sanitaria”, precisó.
“Esta pandemia puede ser un ensayo general a algo más grande que puede venir con el cambio climático (…) Mientras sigamos haciendo menos de lo que hace falta, seguimos en rumbo de colisión” con respecto a las nefastas consecuencias que traerá el calentamiento global”.
Ahora, Naím fue tajante en afirmar: “El cambio climático no se solucionará si no se ponen de acuerdo China y Estados Unidos”.
Rol de las empresas
Durante el desarrollo del encuentro también ocupó parte del debate cuál es el rol que tienen que jugar las empresas en este contexto y post crisis sanitaria.
Al respecto, Ruiz-Tagle sostuvo que “en CMPC creemos que es tiempo de involucrarnos y generar los cambios que este mundo necesita. Las empresas jugamos un rol muy importante en este panorama y no podremos salir de la pandemia tal como estamos, debemos asumir y generar las condiciones para que sea un momento que impulse al cambio”.
Es por eso, agregó que uno de los aspectos necesarios para la construcción del futuro por parte de las empresas y del sector privado es la innovación. “Tenemos la necesidad de potenciar la innovación, de atraer y captar talento, de conocer y vincularnos con un consumidor empoderado y, quizás más consciente. Me refiero, también, a la necesidad de abordar la demanda por transparencia, asumiendo los errores que las empresas hemos cometido y acostumbrándonos a la fiscalización, ya no solo de los organismos, sino de la opinión pública en general”.
Mientras que Naím añadió también otro rol clave para las empresas que es ayudar a fortalecer el sistema político de los países: la democracia. “La democracia está bajo presión, bajo ataque porque básicamente tiene un problema de desempeño, no está produciendo el resultado social y económico que la gente necesita”.
De ahí que planteó que “las empresas deben tomar un rol de educación cívica, que no sólo debe radicar en los colegios, ya que tiene que empezar darse este debate abiertamente de defensa de la democracia, de cómo funciona, de cómo protegerla”.
Es que, a su juicio, “los partidos políticos han hecho de todo para terminar con la credibilidad, el apoyo y la simpatía de la gente, pero hay que recupéralos. No creo que haya democracia sin partidos políticos, más bien creo que la democracia necesita de varios partidos muy fuertes con capacidad de ganar elecciones y de gobernar”.
Los partidos, añadió, deben ser capaces de atraer y retener talentos, porque “en estos momentos un idealista que quiera ayudar a su país, a sus comunidades no escoge los partidos políticos para canalizar sus energías sino que elige movimientos, organizaciones de ONG, grupos organizados a través de redes sociales, porque los partidos políticos son vistos como lentos, gordos, viejos y corruptos, esa es la caricatura que hay de los partidos políticos en el mundo no sólo en Chile”.
Por tanto, planteó tajantemente que “el capitalismo y la democracia, ambos, tienen que ser adecuados al siglo 21”.
“El capitalismo actual contemporáneo nos está mostrando una volatilidad enorme, tiene una propensión a los crush, a las catástrofes muy alta, porque cada cierto tiempo hay un país o sector que entra en crisis”, sentenció el analista internacional.
Sostuvo que no es partidario de una refundación total del capitalismo, “donde se bota todo lo que hay y viene una cosa nueva aún por definir, creo que hay que reparar todos estos defectos que claramente están haciendo que el capitalismo funcione mal y que por lo tanto la democracia pague las consecuencias”.
Finalmente, señaló que se debe tomar en cuenta que así como la pandemia ha acelerado y desacelerado problemas en el mundo, ha logrado dar mayor fuerza a otros temas que venían desarrollándose como la revolución digital.
“La revolución digital ha cobrado gran importancia a nivel mundial. Ya se venía con el telecomercio, pero hoy se ha acelerado con el teletrabajo, la teleeducación y, en general, una televida”, afirmó Moisés Naím.
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