Coordinador Instituto Iberoamericano de Desarrollo Sostenible (IIDS)
Universidad Autónoma de Chile
Sede Temuco
A pesar del actual escenario sanitario y político en Chile, es imposible dejar de lado una de las principales amenazas a la que estamos expuestos: el cambio climático y los efectos que potencialmente pueda generar sobre los ecosistemas naturales de nuestro país y el planeta.
La actual agenda climática nacional muestra avances importantes en materia de mitigación y adaptación. La inauguración de la planta termosolar y fotovoltaico Cerro Dominador y el cierre de centrales a carbón son claros ejemplos de esto, pero se debe actuar con prontitud. De lo contrario no habrá tiempo para sentarnos a la mesa a planificar el futuro.
En diferentes instancias hemos defendido fielmente la importancia de reconocer que la ley debe atender a lo local con pertinencia territorial, principalmente porque nuestro país es altamente vulnerable a los efectos del cambio climático, y que dicha vulnerabilidad es producto de la diversidad territorial que Chile posee, el cual le otorga identidad a cada rincón de nuestra geografía.
La región de La Araucanía posee características únicas y particulares que son reconocidas y altamente valoradas por sus habitantes, quienes se sienten empoderados frente a las acciones que proponen la implementación de políticas públicas en su territorio. En este contexto, el Comité Regional de Cambio Climático (CORECC), liderado por el Gobierno Regional y cuya secretaría técnica recae en la oficina Regional del Ministerio del Medio Ambiente, ha sido un actor permanente de la agenda climática regional, y que ha buscado establecer lineamientos por medio de una mesa activa y altamente comprometida.
Hoy nos encontramos frente al desafío de diseñar e implementar el Plan de Acción Regional al Cambio Climático (PARCC), donde es necesaria la participación de todos los actores regionales y representantes de todos los sectores. Tenemos la oportunidad de contribuir a la implementación de los Planes Sectoriales y de aportar significativamente con una mirada desde lo local y territorial.
Es por ello, por lo que esperamos ansiosos la materialización de este instrumento que contribuirá a que Chile esté preparado para enfrentar los desafíos del cambio climático. De igual forma, esperamos que la invitación a la mesa sea esta vez para enfrentar en conjunto la problemática local y territorial, y no solo quede en una promesa.
Las luchas no deben ser internas, deben estar dirigidas hacia las verdaderas amenazas que son aquellas que requieren de un esfuerzo común como lo es el cambio climático y la conservación de nuestros ecosistemas. El llamado es a que juntos construyamos una sociedad más sostenible y respetuosa de la diversidad de los territorios que la componen, por el bien nuestro y de las nuevas generaciones.
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