Al momento de hablar de seguridad alimentaria, por una parte se habla de un concepto estratégico y político a nivel macro, pero también se habla de procesos empresariales que permitan que esta seguridad siempre exista. Y en ambos casos, el mismo concepto está interconectado y resulta aún más importante.
El origen
El término fue acuñado alrededor de la década de 1970, aunque para entender lo que es la seguridad alimentaria, es necesario acudir a 1996, y citar a la FAO y al plan global de ODS, donde el principal objetivo era lograr erradicar problemas relacionados con el hambre y la inseguridad alimentaria a nivel mundial, una finalidad que se espera esté cumplida en la década de 2030.
Así, aunque el término ha sufrido variaciones desde el momento en que se comenzó a utilizar, quiere decir que existe la seguridad alimentaria cuando todas las personas tienen acceso a alimentos seguros, nutritivos y en la cantidad suficiente, de acuerdo con su realidad económica, social, religiosa y necesidades nutricionales específicas.
Sin embargo, en la actualidad, la terminología es un poco más compleja, porque como se decía antes, el término ha variado de acuerdo con los cambios políticos, sociales y económicos que el mundo viene sufriendo desde hace décadas, y la industrialización del sector alimentario es tal vez uno de los cambios más notorios. Por eso, el concepto actual de la seguridad alimentaria toca directamente al sector corporativo.
La importancia de la seguridad alimentaria y perspectiva de empresas
Para hablar de seguridad alimentaria, un concepto que puede ser aplicado, gestionado y auditado de forma nacional o regional, las personas deben tener:
● Disponibilidad física de los alimentos, es decir, que la cantidad cumpla con la demanda interna.
● Acceso o accesibilidad, lo que quiere decir que las personas puedan tener la capacidad económica para adquirirlos o producirlos.
● Estabilidad, o lo que es lo mismo, que su producción no tenga picos y valles, salvo en algunas excepciones que las legislaciones puedan llevar a cabo -como las producciones por temporada-.
Para las empresas, esto implica seguir al pie de la letra algunas legislaciones que son las que, en definitiva, pueden asegurar el éxito o el fracaso de las mismas. Desde luego, las que se dedican al sector alimentario, incluso, afectando a industrias relacionadas, como la logística o la manipulación de alimentos, por parte de empresas ajenas a la producción directa de los mismos.
En ese sentido, la seguridad alimentaria para las empresas implica cumplir obligaciones en los procesos de producción, involucrando a la eficiencia en la organización -para garantizar la estabilidad-, competitividad desde los costes -para garantizar la accesibilidad- y tener una oferta destacada en cantidad, para garantizar la disponibilidad física. Y ahí, no solo para cumplir con legislaciones, sino también para competir con los demás actores de su mercado, siendo tal vez lo más notable para el éxito o la viabilidad comercial que cada propuesta pueda tener.
Los riesgos de que las empresas no apliquen procesos para garantizar la seguridad alimentaria desde las formas de trabajo de la organización, son diversos, siendo los más importantes:
● La retirada de los productos, por incumplimiento en el hecho de nutrición, seguridad, o precio, entre otros.
● Falta de competitividad, ocasionando pérdidas financieras.
● Imposibilidad para superar inspecciones de reguladores sanitarios, para conseguir certificaciones, como las normas ISO 22000 o la FSSC 22000.
● No tener la posibilidad de destacar por encima del resto de las empresas con una propuesta interesante.
No obstante, es prudente mencionar que en la actualidad, hay muchos recursos de software, empresas que se encargan de gestionar estos procesos de implementación de la seguridad alimentaria en otras organizaciones, por lo que todo el trabajo estará en la identificación de los potenciales riesgos, el análisis de las ventajas competitivas y el señalamiento de sus objetivos principales como negocio. A partir de ahí, planificar la forma más eficaz de organizarse para producir, para incentivar al equipo de trabajo, a los empleados para formar parte integral de los procesos que garanticen estos procesos, y por supuesto, revisar constantemente la ley y las recomendaciones de auditores externos para que la seguridad alimentaria sea una ventaja y nunca un riesgo para la viabilidad del negocio.
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