Desde la Sociedad de Psiquiatría y Neurología de la Infancia y Adolescencia (SOPNIA) destacan que el regreso presencial a clases ha generado en algunos estudiantes universitarios un deterioro en su salud mental, y se ha visto un aumento en crisis de ansiedad, problemas de conductas alimentarias, depresión e incluso un aumento en la ideación suicida, por lo que llaman a las universidades a generar estrategias de contención para sus estudiantes.
Según el estudio “Impacto de la pandemia por COVID-19 en la salud mental de estudiantes universitarios en Chile”, publicado en marzo del 2021 por la Universidad de Chile, 3 de cada 4 estudiantes universitarios experimentaron un aumento perceptible del deterioro de su estado de ánimo. Una situación que han refrendado diversos académicos que han dado cuenta de un empeoramiento en la salud mental de sus estudiantes.
Para la psiquiatra y miembro de SOPNIA, Sandra Venegas, quien además es docente del Departamento de Salud Mental y Psiquiatría de la Universidad de la Frontera, “efectivamente hemos visto un aumento significativo en términos de una peor salud mental en los estudiantes universitarios. Incluso algunas cifras nos dicen que el 73% de los estudiantes sienten la necesidad de pedir ayuda, tanto por el bienestar físico como el mental, pero de ellos solo 40% pide ayuda”.
Indica, además, que “se ha visto un aumento importante en la sintomatología, así como también un grupo de estudiantes que generó cuadros psicopatológicos de ansiedad, depresión, de problemas de conducta y de trastornos de la conducta alimentaria. También han aumentado las autoagresiones y la ideación suicida que se ha visto aumentada en el mundo”.
Esto, agrega, hace urgente poder implementar estrategias e intervenciones orientadas a favorecer una mejor salud mental, en un contexto donde tanto el sistema público como privado, no ha podido dar respuesta a la gran demanda de jóvenes universitarios, pero también de niños, niñas y adolescentes que hoy están en crisis.
Para la especialista, las causas de este empeoramiento en la salud mental de los universitarios están basadas en que “todo lo que vivimos durante la pandemia generó, primero, un efecto acumulativo en los jóvenes de incertidumbre sobre el futuro, pero, además un estado de alerta permanente que produjo mucho estrés. A esto se suma, que el regreso presencial a clases exigió a los universitarios a cambiar una rutina que ya habían adoptado y en muchos casos, se suma también la incertidumbre económica, porque dependen de padres o tutores que perdieron sus empleos y que podría afectar la continuidad de sus estudios”.
Aumento en el consumo de drogas
Si bien, diversos reportes a nivel país alertan sobre un aumento en la circulación de psicotrópicos y estimulantes comercializados ilegalmente, desde SOPNIA indican que esto debe ser un llamado de atención, aunque aún esto no se refleje en los estudios sobre un aumento en el consumo de los estudiantes.
“Uno de los problemas en relación con el consumo de alcohol y otras sustancias es que en este ambiente de incertidumbre y con altos montos de ansiedad y depresión, efectivamente, provocan una especie de alivio y una falsa sensación de bienestar”, explica la doctora Venegas.
Al respecto, destaca que “la detección precoz es fundamental, especialmente en aquellas poblaciones de riesgo como son los estudiantes universitarios, y poder hacer intervenciones terapéuticas eficientes. La prevención debería ser el primer paso porque es mucho más costo-efectiva, especialmente en el sentido de fortalecer las políticas públicas comunitarias y de atención primaria que pudieran desincentivar el uso de sustancias ilícitas”.
Cómo enfrentar la crisis
A juicio de la doctora Venegas, una estrategia que hoy debieran adoptar las universidades, es “implementar un sistema preventivo, de promoción de salud y de detección precoz, donde las encuestas de tamizaje o factores de riesgos, pudieran ser una buena estrategia para detectar a aquellos jóvenes que no estén consultando, pero que puedan tener alguna sintomatología”.
También es fundamental que las casas de estudios cuenten con programas de prevención y de promoción de hábitos de vida saludable “donde se incentive el hacer deportes, una alimentación adecuada, cuidar las horas de sueño, pero también promover las actividades de ocio, sobre todo, para poder generar una red de apoyo social”.
En este sentido, la psiquiatra también destaca que hoy es urgente que las universidades cuenten con canales de comunicación abiertos, consejerías y canales conocidos donde los estudiantes puedan recurrir en caso de necesitar apoyo, con el fin de que personas que sean referentes de los estudiantes puedan escucharlos y detectar y canalizar a tiempo la necesidad de apoyo psicológico para sus estudiantes.
A nivel del país, la doctora Venegas indica que “en todos los ámbitos estamos viviendo una transición y esto requiere de un espíritu colaborativo. Necesitamos contar con estrategias nacionales de políticas públicas, acompañadas de financiamiento, que permitan tener estrategias adaptadas y situadas al tiempo y al lugar en el que estamos viviendo, donde la promoción de la salud en general sea el pilar fundamental”.
“Hoy los sistemas de salud estamos ampliamente sobrepasados, porque efectivamente no hay horas de atención de especialistas en ninguna parte del país y estamos abocados en atender la urgencia que es el eslabón final de la cadena. Poder promover la prevención es clave para disminuir la necesidad de atenciones de patologías y esta brecha tan importante que tenemos de especialistas”, concluye la especialista.
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