Pucón comenzará fuerte fiscalización al uso de bolsas plásticas

no mas plasticoDespués de recorrer algunos establecimientos comerciales de la comuna, el Municipio de Pucón, a través de la Dirección de Aseo Ornato y Medioambiente, se percató que la ley 21.100 que impide al comercio grande, mediano y pequeño entregar o vender bolsas plásticas a sus clientes para el transporte de mercadería, estaría siendo vulnerada.

Debido a esta situación y a la denuncia de algunos vecinos, el Municipio Lacustre, comenzará con una intensa fiscalización para que se haga efectiva esta ley, que establece multas de 5 UTM, es decir más de 315 mil pesos aproximadamente, por cada bolsa plástica que se entregue. Sólo quedan excluidas las bolsas que son envase primario de alimentos (pan, pescados, legumbres, fiambres, frutas y verduras, entre otros), que sea necesario por razones higiénicas o porque ayude a prevenir el desperdicio de alimentos.

Gabriela Soto, directora (s) Dirección de Aseo, Ornato y Medioambiente de la Municipalidad de Pucón, mencionó que durante las últimas semanas se ha visto de parte de funcionarios de Daoma la entrega de bolsas plásticas en algunos establecimientos comerciales de la comuna. “Solicitamos a la comunidad que tengan en mente la ley 21.100 que impide la entrega de bolsas y en caso de evidenciar pueden exponerse a multas de hasta 5 UTM. Desde la próxima semana se reforzará la fiscalización a los locales, en Pucón comenzamos con esta iniciativa el año 2013, una campaña exitosa que fue replicada a nivel nacional y que inspira a la creación de ley, la idea es promover el cuidado y respeto al medioambiente debido a la alta cantidad de años de degradación del plástico. Si quieren reciclar y tienen bolsas plásticas pueden llevarlas al punto limpio de martes a domingo, donde pueden trasladar todo tipo de residuos y separarlos para su correcto reciclaje”.

Cabe destacar que fue en el año 2013 cuando la Municipalidad de Pucón, decide erradicar la bolsa plástica en su comuna, una tendencia que ya se había asentado en Europa, para terminar con su uso en el comercio. El argumento es que estas tardan entre 200 y hasta 500 años en degradarse y que era necesario buscar una opción más limpia para ayudar al planeta.

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