Bernardita Muñoz, Jefa de Área Educación de AIEP
Una de las edades más difíciles para la educación de los hijos es la adolescencia. El adolescente empieza a descubrir su propia personalidad, y siente necesidad de afirmarla.Esto le inclina a la rebeldía en todos los órdenes Hay que saber cómo educarla. La educación, la virtud, o el buen carácter, pueden dominar este espíritu rebelde.
Sin perder la autoridad paterna es bueno lograr la amistad del hijo, para que se someta de buena gana al verse tratado con consideración. El adolescente necesita afirmar su personalidad, su independencia, quiere ser él, decidir él, ser responsable de sí mismo.
Empieza su camino hacia la adultez, y los padres deben ayudar a que su hijo vaya madurando hacia ella.
Para poder lograr una buena comunicación con los adolescentes y no perder la paciencia antes de tiempo, Bernardita Muñoz, Jefa de Área Educación de AIEP nos entrega los siguientes consejos:
– Favorezca la buena comunicación. Aprenda a escuchar las necesidades de su hijo adolescente, conozca a fondo el origen de ellas, y a partir de esto señale sus puntos de vista y decisiones, de una manera ecuánime que permita la apertura de las partes, de esta forma evitará discusiones y malos entendidos que sólo llevan al menoscabo de la relación; dado que el adolescente rechaza todo lo que sea imposición que pueda poner en peligro su personalidad naciente. No acepta que se le trate como a un niño
– Respetar su espacio. Al igual que los adultos, los jóvenes necesitan su espacio de privacidad y es justamente en esta etapa donde más valor le entrega a su intimidad. Es recomendable siempre golpear la puerta de la habitación, baño y lugares de descanso, de esta forma modelará el comportamiento de su hijo y sumado a lo anterior evitará posibles roces innecesarios.
– Entregar argumentos. Si quiere que su hijo exponga sus argumentos, sus razones de pensamiento o actuar; muéstrele el modelo, hágalo usted mismo, dele las razones del por qué de sus decisiones, que no son antojadizas, sino que existen razones fundadas para poder tomarlas.
– Aprovechar cada momento. Cada una de las partes tiene un mundo de actividades que realizar, por trabajo, por estudio, por recreación, en fin todos motivos muy válidos; por lo mismo aproveche cuando están juntos de divertirse, de conversar, de conocer a su hijo en esta etapa en que se está forjando como adulto y que sin duda va siendo un ser distinto al niño de hasta poco tiempo atrás, no malgaste el tiempo en llamarle la atención por todo, esto sólo lo alejará; sólo recuerde el tiempo en que fue adolescente y que sólo esperaba que lo escucharan y apoyaran
– Ser preciso sobre lo que se espera. Es importante en todo nivel de conversación ser preciso en lo que se espera, no suponer que el otro sabe, que lo entiende. Llegar a consensos es fundamental para que las reglas y normas tengan sentido para ambas partes; de esta manera todos sabrán lo que se espera y cuáles son los límites de sus acciones.
– Alabar sus logros. En este periodo es muy importante para su autoestima recalcar lo valioso que son y destacar sus logros. Mantener el lenguaje verbal y corporal amoroso e incentivar siempre el esfuerzo. Trabajar desde el potencial de su hijo, destacar de lo que es capaz de hacer; y a partir de esto ayudar a mejorar aquellas áreas que están más débiles. Recuerde que cuando destaca los errores, lejos de mejorarlos los está reforzando, los está haciendo carne en su hijo, que es exactamente lo contrario a lo que desea; por lo que siempre conversar sobre lo que espera que haga y los logros alcanzados.
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