Con dolor y vergüenza hemos sido testigos del desastre ocurrido por la descoordinación de servicios del Estado, producto de una ausencia de liderazgo. Esta sucesión de desinteligencias en tiempos que la actividad política sufre un fuerte descrédito, tiene a casi 500 mil compatriotas inscritos de manera errónea en el padrón electoral. Algunos deben votar en la última comuna donde realizaron trámites en el Registro Civil, otros fueron trasladados negligentemente.
En resumen, en un contexto de crisis de la política, tenemos un padrón electoral que cambia a las personas de comuna sin aviso previo, que permite votar a los difuntos, y lo peor, es que a pesar de todo, aún no hay responsables. Para profundizar este desastre, el Gobierno, después de haber minimizado este episodio, envía una Ley Exprés que corregiría, a menos de una semana de la elección, lo que antes para ellos no debía ser corregido. El retiro del citado proyecto también fue exprés.
El país que tanto ha costado construir, el país de las instituciones serias, que se ha ganado el respeto de la comunidad internacional, aquel país que era un ejemplo de fortaleza institucional para Sudamérica, lamentablemente no está haciendo lo suficiente por mantener su privilegiada posición. Con esto, no solo ponemos en riesgo nuestra institucionalidad democrática, sino que también el prestigio de Chile en el mundo.
El mundo pone sus ojos sobre los distintos países, y como es natural, desconfía de aquellos que son desprolijos. Chile se durmió en los laureles y comienza a dar ventajas muy difíciles de recuperar. La improvisación como política pública tiene un alto precio para el país y en especial para quienes más necesitan del Estado.
Este domingo tenemos la posibilidad de comenzar a cambiar las cosas. No más Nueva Mayoría; Chile necesita un nuevo Gobierno, que nos devuelva la confianza en nuestras Instituciones y la esperanza de volver a crecer y volver a creer. ¡Usted decide!
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