La noche del fatídico incendio acudieron en busca de ayuda médica por quemaduras. Así nació la hebra investigativa más relevante que maneja hoy la policía. El único detenido, el machi Celestino Córdova, pasa los días tallando madera y mantiene un sepulcral silencio.
Al menos cinco serían los hombres que participaron, la noche del 4 de enero, en el ataque y posterior incendio de la casa del matrimonio Luchsinger-MacKay, en Vilcún, que culminó con la horrible muerte de ambos. A casi un mes y medio del brutal hecho, que concitó el repudio nacional a la violencia en La Araucanía, las policías han realizado diversos empadronamientos en toda la zona para establecer un registro de movimientos de vehículos en las horas cercanas al ataque. Se ha entrevistado a decenas de personas en busca de referencias sobre individuos que pudieran haber circulado por la zona, incluyendo, entre otros, a funcionarios de peajes y rondines de predios.
De todos estos empadronamientos han surgido distintas líneas de investigación, una de las cuales ha llevado a las policías a la presunción que los atacantes fueron al menos cinco, incluyendo al único detenido hasta ahora, el machi Celestino Córdova, quien ha mantenido un absoluto silencio, sin colaborar en nada, aseguran insistentemente los investigadores.
Las postas rurales de salud también fueron visitadas, porque una de las hipótesis iniciales era que los autores del ataque pudieron resultar heridos. Las sospechas no eran en vano: Córdova fue capturado con una herida de bala en su pecho. De hecho, la pistola que tenía Werner Luchsinger en su residencia tenía sólo tres balas en su interior… y le caben siete.
Este empadronamiento dio resultados preliminares, pues de la revisión de los registros de atención se llegó a establecer que esa noche, a uno de los recintos de salud llegaron cuatro hombres: tres de ellos presentaban lesiones atribuibles a quemaduras. Desde que se abrió esta línea investigativa, los policías ya habrían logrado identificar y ubicar a una de las personas. El resto, aun cuando también estarían identificados, no habrían sido ubicados para ser interrogados.
Otra de las diligencias que se ha realizado apunta a establecer la existencia de vínculos de estas personas con Celestino Córdova.
Recién pasado el incendio…
Los tres centros más cercanos al lugar del crimen son la posta de General López, la de Codinhue y el hospital de Vilcún. En la posta de Codinhue -donde el personal que estaba de turno ese fatídico 4 de enero hoy permanece de vacaciones-, atiende un hombre que responde al nombre de Juan. Aseguró que la persona encargada de la atención el mes pasado le informó a él sobre un episodio confuso, que involucra a un grupo de comuneros. El lugar, sin embargo, se encuentra a más de 25 kilómetros de la casa siniestrada, convirtiéndose en el más apartado de los centros de salud del sector.
En el hospital de Vilcún -ubicado a 18 kilómetros de la casa de los Luchsinger y el mejor equipado para atender urgencias- obtuvimos, por parte de la dirección, una respuesta escueta: "No se puede entregar ninguna información, por la nueva Ley de Derechos y Deberes de los pacientes. La única forma de romper esta regla es con una orden firmada por un juez". Por lo mismo, no confirmaron ni descartaron que ese haya sido el lugar donde acudieron los heridos.
Finalmente, en la posta de General López, ubicada a cinco kilómetros de la casa de los Luchsinger, se indicó que tanto Carabineros como la PDI han ido en más de una ocasión a buscar información. La primera visita de la policía fue pocas horas después del ataque. Sin embargo, la funcionaria también fue enfática en indicar que ella estaba de vacaciones cuando ocurrió el incendio, por lo que no está en condiciones de confirmar que hasta ahí hubieran acudido los sospechosos.
El gran candado
La casa en que vivía el matrimonio Luchsinger MacKay está rodeada por cerca de diez predios agrícolas. Muchos pertenecen a un miembro de la familia, por lo que Carabineros reforzó la vigilancia en la zona luego del siniestro (ver recuadro). La entrada a la casa de Werner está hoy cerrada con un gran candado, que impide el ingreso. La residencia sólo se ve a lo lejos, entre las ramas. La vista, así y todo, es sobrecogedora.
Los predios colindantes lucen cubiertos por largos pastizales y están unidos por un mismo camino, mitad de asfalto, mitad de tierra. Alambres de púas dividen las parcelas. En este escenario es que las policías han intentado reconstruir los pasos de los atacantes una vez que incendiaron la vivienda.
Una de las hipótesis apunta a que Córdova y sus acompañantes habrían estacionado un vehículo a pocos kilómetros de la vivienda, para acercarse a pie, sigilosamente, y no llamar la atención. Cuando fue detenido, a dos predios de distancia, se cree que se dirigía al vehículo con que pensaban a huir.
Otras de las "reconstituciones" en que trabaja la policía buscan aclarar qué sucedió al interior de la casa, cuando las llamas la consumían. Ya que los cuerpos fueron encontrados a poca distancia, se estima que el matrimonio se encerró en su pieza y que fue en ese momento cuando los atacantes prendieron fuego a la residencia.
En paralelo, la indagación liderada por el fiscal regional de La Araucanía, Francisco Ljubetic, ha detectado que el atentado al fundo del matrimonio Luchsinger ha generado una serie de roces al interior de las propias comunidades mapuches.
Un claro ejemplo de esto se concretó la semana pasada, cuando el embajador de Nueva Zelanda, John Capper, se reunió con algunas comunidades. A la cita quisieron sumarse otras personas, que no estaban invitadas -como la lonko de la comunidad Juan Paillalef de Cunco, Juana Rosa Calfunao-, por lo que se armó una trifulca para impedir su ingreso. Esto, a juicio de los investigadores, dejaría en evidencia el "enrarecido" ambiente que se vive en la zona.
El mando central de la CAM
Fuentes de inteligencia indicaron, finalmente, que han detectado que cada comunidad (o grupo particular de mapuches) está buscando y ejecutoriando sus propias acciones para recuperar terrenos y reivindicar su lucha. Las evidencias apuntan a que se estaría perdiendo el "mando central" que alguna vez ejerció la CAM, entregando directrices de acción para sus órganos de resistencia territorial.
Esta tensión, se indicó, se estaría viviendo incluso dentro del módulo de comuneros de la cárcel de Angol.
Cara a cara con el machi Celestino Córdova: "¿Qué hiciste esa noche?"
Cárcel de Temuco. 9:15 de la mañana del miércoles. Al interior de la capilla del penal, apartado del resto de los reos y vistiendo una camisa azul y jeans, se ve al machi Celestino Córdova Tránsito, el único detenido por el mortal ataque al matrimonio Luchsinger. El joven de 26 años fue capturado por carabineros a escasos metros del predio, con una herida a bala en el tórax.
Córdova recibió a "La Segunda" en su día de visitas. De trato amable, al decirle que veníamos de Santiago, nos advirtió que no sería posible concretar una entrevista con él. Sin embargo, sí accedió a conversar unos minutos. Tiene una voz suave. Sobre una mesa expone la figura de un mapuche tallada por él en madera. A sus pies se lee "NEWEN", que significa "fuerza". "Me entretengo haciendo estas cosas", confiesa.
Tras una breve conversación trivial, y como el tiempo era escaso, vamos al grano…
-Celestino, ¿qué hiciste esa noche?, ¿estabas metido en algo malo?
Entonces su semblante cambió radicalmente. Con voz seca, respondió: "Yo ahora podría, perfectamente, pedir que lo revisen para ver si tiene un micrófono escondido. Pero no lo haré. Váyase". Se puso de pie y regresó, raudo, hacia la capilla: "No corresponde, de ninguna forma, que usted me haga una pregunta así".
"¡Váyase!", repitió, antes de darnos la mano, con frío ademán, para despedirse.
Carabineros instala 2 cuarteles móviles
En los dos caminos que conducen al terreno donde falleció el matrimonio Luchsinger-MacKay, Carabineros instaló dos cuarteles móviles, en donde realizan permanentes controles a los vehículos y personas que transitan por el lugar. El primero de estos cuarteles -un container pintado con los colores institucionales- está instalado en el pueblo General López, a 5 kilómetros de la casa siniestrada.
El segundo está a sólo 2 kilómetros. Uno de los efectivos apostados ahí comentó que llegaron ahí el 8 de enero, provenientes de Santiago, "y aún no han dicho nada del momento en que volveremos". Esta vigilancia, en todo caso, es sólo la punta del iceberg: en 15 predios alrededor del que fue atacado hay carabineros de punto fijo, con escopetas y vehículos todoterreno. "Desde que estamos acá no ha pasado nada. En las noches lo único que se escuchan son los perros", cuenta uno de los uniformados.
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