Carlos Bahamondes, magíster en Ciencias del Ejercicio y docente de la Escuela de Kinesiología de la Universidad Mayor sede Temuco, entrega las claves para una correcta elección de la indumentaria deportiva.
Para el especialista, lo importante es saber que cada persona requerirá de tecnologías diferentes según su especificidades fisiológicas y también si su práctica es recreativa o de alta competencia.
No cabe duda que el esfuerzo puesto en un entrenamiento diario es distinto al realizado en una competición, tampoco que las personas tienen características físicas distintas y que, a partir de eso, las necesidades de indumentaria para la práctica deportiva son variadas.
Carlos Bahamondes, académico de la Universidad Mayor sede Temuco, reafirma lo anterior y lo ejemplifica con una reflexión: “uno siempre piensa en comprar o tener zapatillas que absorban impactos para evitar lesiones, pero la verdad es que la absorción de impactos puede generar disminución del rendimiento. Todo depende de la persona y para qué las necesite”.
Tipos de pisada
“Lo primero antes de comprar un calzado deportivo es saber qué tipo de pisada se tiene. Cuando ese pie supina (mayor impacto en zonas exteriores) o prona demasiado (mayor impacto en zonas interiores) lleva a que zonas del pie, de la rodilla o de la cadera se estresen más que otras”, advierte Bahamondes.
Para este kinesiólogo y también profesor de educación física, es clave identificar el tipo de pisadas. “Si pensamos en entrenar y trotar 10 kilómetros diarios, en una semana sumaremos 70 kilómetros y en un mes serán casi 300, lo cual va a llevar a que este mecanismo repetitivo genere lesiones, por lo tanto, la zapatilla viene a cumplir el rol protector de los pies, de las articulaciones y de las zonas débiles que están ligadas a este pie”.
“Lo lógico es que cada uno de nosotros se hiciera un análisis de huella plantar, para ver cómo es el tipo de pie y en función de eso, decidir qué zapatilla comprar”, resume sobre el punto.
Entrenamiento versus competición
Obviamente, el deporte que se practique generará diferencias en el tipo de calzado a utilizar. Sin embargo, un elemento común para elegir zapatillas en cualquier disciplina es discriminar si serán utilizadas para el entrenamiento o la competición.
“Efectivamente hay zapatillas de competición y zapatillas de entrenamiento”, señala Bahamondes, quien agrega, eso sí, que aquellas utilizadas para competir deben estar debidamente probadas. “Se deben testear antes, no hacerlo equivale a ir a la fiesta de graduación con los zapatos nuevos. Si hacemos eso nos van a doler los pies todo el rato, lo mismo pasa en competición”.
Poleras
La tecnología dry-fit, aquella capaz de absorber la humedad del cuerpo y proporcionar enfriamiento por evaporación, parece apoderarse actualmente de la fabricación de poleras para la práctica deportiva.
Sobre su eficacia, Carlos Bahamondes responde que “más que mejorar el rendimiento, lo que sí puede sostenerse es que hace que este no disminuya”. El especialista agrega que esta tecnología es muy útil en condiciones atmosféricas de alto calor y mucha humedad.
El académico de la U. Mayor añade que para la elección de las poleras, se debe evitar colores oscuros y utilizarlas de manera holgada, para favorecer una mejor ventilación y disminuir el calor en el cuerpo.
Los “chuteadores” con caña del mundial
Los zapatos de fútbol con caña fueron la novedad en indumentaria deportiva en el Mundial de Fútbol Brasil 2014, realizado hace algunos meses.
Los chilenos Alexis Sánchez, Gary Medel y Arturo Vidal; el mediocampista español Andrés Iniesta y el delantero alemán Mario Gotze fueron algunos de los futbolistas que utilizaron este nuevo modelo.
Para Carlos Bahamondes, el principal aporte de la caña sería el de una protección adicional en la zona del tobillo ante posibles roces en el juego. “No influye en la movilidad del tobillo y no debiera ser un factor en contra a la hora de golpear el balón, pareciera ser que su valor estaría ligado al tema de la protección contra el toperol del contrario”.
Si la caña ayudaría a prevenir esguinces, el académico sostiene que su influencia es menor y que “para eso están los sistemas de vendajes. El zapato, por sí solo, no disminuye el riesgo de lesión, sí el vendaje”.
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