Familias fueron beneficiarios con subsidios cordilleranos para vivienda

La Seremi de Vivienda Romina Tuma, tras analizar el resultado de las modernas viviendas cordilleranas, hizo un positivo balance de la implementación, que han cambiado la vida de sectores rurales de Lonquimay y Curarrehue. Pronto nuevos beneficiarios cumplirán el sueño de una casa digna, con altos estándares de aislación térmica, diseño y espacio.

Sectores rurales de Lonquimay, Curarrehue, junto a beneficiarios de la comuna de Curacautín que habitan en el sector Conguillío, a partir del 2015 podrán mirar al futuro con orgullo y dignidad, tras convertirse en los nuevos beneficiarios de los exitosos Subsidios Cordilleranos.

Durante el 2014, la Seremi de Vivienda Romina Tuma pidió mejoras a los diseños, pero incluyendo la participación ciudadana. La labor estratégica logró entonces que fueran agregados importantes criterios geográficos y culturales, para no alterar sus ritmos tradicionales de vida. Las viviendas obtenidas cuentan con altos estándares de calidad y eficiencia energética y permiten, incluso, algunas ampliaciones de un tercer y cuarto dormitorio.

Susana Concha, hija de Juana Tagle, propietaria en el sector Curarrehue, reflexionó sobre cómo la  le cambió la vida a su madre luego de ser beneficiaria. “Uno nunca iba a hacer una casa de este tipo. Esta es abrigadita y cuando alguien va a la casa de ella, queda siempre como reina”. Mismo comentario entregó Rubén Rumay, de la comuna de Lonquimay, quien vive en una casa hecha de lata, pero tendrá pronto su nuevo hogar. “Era eso, el sueño de tener un día algo digno. El invierno no será el mismo nunca más”, concluyó.

La Seremi de Vivienda se mostró feliz con la entrega de estos nuevos subsidios, destacando no sólo las características de la vivienda sino, el respeto a las tradiciones de cada habitante cordillerano. “Hemos respetado su cultura y su entorno, acomodando incluso las habitaciones según los usos que entrega la sacrificada vida en estos climas extremos. Y esto no es casual, sino que obedece a un estricto trabajo de participación ciudadana”, enfatizo la Seremi.

Es importante recordar que tras el “terremoto blanco” en la Araucanía en 2011, quedo al descubierto una importante población en extrema pobreza viviendo en la cordillera, habitando en condiciones absolutamente sub humanas, con temperaturas que en algunos lugares de Curarrehue o Lonquimay llegan a los 20 grados bajo cero. Un plan piloto desarrollado comenzó a insertar en el territorio un producto de alto estándar, reconociendo la diversidad social, cultural y geográfica y que culminó con la entrega de casas especialmente diseñadas para la nieve.

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