Luego de la promulgación en abril pasado de la ley que crea la Subsecretaría y la Intendencia de Educación Parvularia, se abren nuevos desafíos en esta materia, señalaron los especialistas.
Investigadores coinciden en que el uso del juego como herramienta de aprendizaje tiene que incluirse en los programas educativos, y en que debe existir una mejor fiscalización de los docentes.
Cerca de novecientas personas fueron parte del “1er Encuentro Internacional sobre el uso pedagógico del juego”, organizado por Seigard Chile y Beleduc Lernspieiwaren GmbH durante este semana, una instancia que trajo a más de veinte especialistas internacionales al país.
El encuentro final realizado en la Universidad Católica de Villarrica el miércoles 6 de mayo se enfocó en el juego y su relevancia en la infancia, donde académicos e investigadores de China, Alemania, Portugal, Tailandia, República Checa y Perú ahondaron en los cambios que la educación chilena necesita y en la experiencia internacional en esta materia.
La exposición principal estuvo a cargo del doctor alemán, Hartmut Wedekind, que centró sus palabras en el juego como parte del desarrollo del niño. “Los investigadores dicen que hasta el sexto año de vida los niños deben jugar alrededor de 15 mil horas. Unas siete a ocho horas al día, y cuando lo hacen en forma intensiva, perciben su singularidad, sus potencialidades y sus límites”, dijo el reconocido investigador que lidera el Centro de Investigación Infantil HELLEUM de la Universidad Alice Salomón de Berlín, Alemania.
El rol de las universidades en la formación de los docentes
Claudia Coronata, coordinadora de la carrera de Educación Parvularia de la Universidad Católica del campus Villarrica, mira con optimismo los cambios que se vienen en materia de educación preescolar con la reciente promulgación por parte de la Presidenta Michelle Bachelet, de la ley que crea la Subsecretaría y la Intendencia de Educación Parvularia.
“Estamos dando los primeros pasos, retomando lo esencial de la educación parvularia. Nuestros precursores hablaban de la importancia del juego, pero no sé qué ha pasado que esto se ha ido dejando de lado. Nosotros, como universidades, tenemos una gran responsabilidad porque la formación de las educadoras de párvulos tiene que incluir esta otra mirada y la revalorización del juego”, explicó la académica.
En la misma línea, Ilia García, gerenta general de Seigard Chile y organizadora del encuentro, explica que “nuestra cultura separa las actividades de juego de las actividades académicas. Además, las universidades que forman profesores tanto para la educación inicial como para los otros grados no siempre consideran en sus planes y programas el juego como recurso. En nuestro país existe la idea de que el juego se utiliza solo en el patio”.
En cuanto al acompañamiento y a la evaluación de los educadores, Claudia Coronata cree que, si bien hay avances, lo que existe no es suficiente. “Tengo confianza de que con la nueva ley el acompañamiento y la evaluación de la calidad de la educación se haga en aula. Es decir, que baje al trabajo cotidiano, donde se da la interacción adulto-niño. Todavía a nivel central, de Estado y del país país, las evaluaciones giran en torno a los papeles, a la planificación y a la evaluación posterior”, concluyó Coronata.
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