Aniversario del Viaducto Malleco

Por Mario Grandón Castro

Hoy jueves   se cumple un año más de la inauguración de nuestro orgullo patrimonial, el Viaducto del Malleco.

Fue el día  26 de Octubre, un día como hoy, pero del año 1890,  que autoridades nacionales, encabezadas por S.E. el Presidente José Manuel Balmaceda y Fernández, llegó hasta nuestra ciudad e inauguró el Viaducto del  Malleco, en aquel entonces el puente ferroviario más alto de Sudamérica el que hoy cuenta con varios títulos en sus 127 años de vida….

En 1990 fue declarado Monumento Histórico  Nacional;  en 1994 fue declarado Hito de la Ingeniería Mundial, y la Unesco lo ha postulado  nuevamente como  Patrimonio de la Humanidad, sin embargo esta resolución aún, no se hace efectiva.

Quienes vivimos y amamos estas generosas tierras coloradas, no podemos dejar de enorgullecernos de tener aquí, esta joya arquitectónica, que se ha convertido en el gran hito de la ingeniería mundial y construido con piezas francesas, pero manos chilenas, aquellas manos que no contaban con la tecnología actual, ni con los elementos de nuestra época. Construcción a ñeque, esfuerzo, complacencia y entrega por hacer de Chile un país mejor.

Desde Viaducto FM  vaya nuestro recuerdo y homenaje a los forjadores de esta gigantesca obra de acero, en especial para quién fue el diseñador de los planos Ingeniero  Victorino  Aurelio Lastarria, que coincidentemente nació  un 22 de noviembre de 1844 y falleció el 27 de julio de 1888, sin ver concretada su magnífica obra.

Pero junto a él, vaya nuestro reconocimiento póstumo al Presidente Balmaceda, que ya pensaba en un Chile mejor, con mejores redes de comunicación y desarrollo del ferrocarril, ese ferrocarril que hoy es mezquino para Collipulli.- Como que nos falta otro presidente Balmaceda que piense en hacer de la red ferroviaria parte de la columna vertebral de la Patria.-

Nuestro póstumo homenaje en este día también, para aquellos hombres, obreros, trabajadores que dejaron en cada perno, en cada tuerca, en cada fierro del puente, su sudor, sus lágrimas, sus anhelos, su entrega, su trabajo, no solo de ocho horas diarias, sino que de días enteros.

Ojalá que las generaciones futuras sigan esta huella dejada por quienes idearon y construyeron el Viaducto, este mismo violín de acero, donde Ñancú rescató a la doncella aborigen, el mismo que a galope de su caballo fue cruzado por el intrépido Carlos Delinger, este Viaducto que en algún recodo de su estructura de acero, guarda “ el perno de oro” y que aún nadie lo ha podido descubrir, el mismo Viaducto que ha servido de trampolín para muchos que buscaron la eternidad.

Para todos ellos nuestro homenaje y recuerdo en estos 127 años desde su fundación.

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