Beneficios flexibles y mayor productividad

En las últimas semanas se han hecho públicas iniciativas que buscan mejorar las condiciones de los empleados a través de la vía legal. Por un lado, en Renovación Nacional (RN) plantean reducir la jornada laboral de 45 a 40 horas, medida que, de ser discutida, tendría lugar 12 años después de que, por ley, las horas de trabajo pasaran de 48 a 45.

Esta medida no sólo se genera en el contexto de una próxima elección presidencial, sino además ad portas de la entrada en vigencia de la Reforma Laboral el próximo 21 de abril, que en uno de sus puntos plantea que podría reducirse la jornada a cuatro días dejando así tres de descanso, distribuyendo de forma diferente las horas trabajadas.

Por otra parte, un grupo de parlamentarios de la Nueva Mayoría está promoviendo establecer legalmente la desconexión digital después del horario de oficina, similar a la que hizo Francia, como una forma de contribuir a la calidad de vida de los colaboradores.

Ambas iniciativas dan cuenta de una tendencia cada vez más fuerte a nivel mundial y también en Chile: modernizar la cultura laboral cuidando la calidad de vida de los empleados con beneficios flexibles según sus necesidades (edad, intereses, etc.) entendiendo que de esta forma es posible aumentar la productividad.

El más reciente informe OCDE sobre la materia mostró que Chile se mantuvo en el quinto lugar de los países que más “trabajan” dentro de los que forman parte del organismo, con 1.987,5 horas al año, las que no se condicen con la productividad que se alcanza, que está muy por debajo a la de países desarrollados como Alemania, donde las personas son significativamente más eficientes en mucho menos tiempo.

Una forma de disminuir esta brecha tiene que ver justamente con entregar a los empleados beneficios que les ayuden a rendir más en menos horas, y no sólo a ocupar una oficina por cumplir horario, como muchas veces ocurre.

En Mercer promovemos los beneficios flexibles a medida, justamente como una forma de aumentar el compromiso de las personas con sus empleadores, incentivar su eficiencia laboral y mejorar su calidad de vida. Algunos colaboradores valoran iniciativas como el teletrabajo, y otros los horarios de entrada y salida flexibles.

Los programas de beneficios diferenciados vienen también a resolver el problema de los paradigmas generacionales. A través de los años se ha tratado de definir una propuesta de valor ajustada a las necesidades etarias y de género, pero no siempre aquello que se cree define las elecciones de los empleados es lo correcto. En consecuencia, la plena elección de los beneficios hace que se adecuen a cualquier perfil, aumentando el compromiso y la motivación, factores clave para el aumento de la productividad.

¿Estamos preparados para estas prácticas? ¿Será factible disminuir las horas de trabajo o normar la desconexión digital, cuando cada día estamos más y más conectados? Un alto porcentaje de empresas, mayoritariamente multinacionales, están dando pasos importantes en ambos sentidos, ejemplo que las empresas locales podrían comenzar a imitar midiendo el impacto que tiene un empleado contento en su productividad.

Desde esta perspectiva, vemos hoy como un importante avance que haya sectores que estén pensando en cómo mejorar la vida de los trabajadores y aumentar la productividad desde una mirada más integral, que no sólo considere los salarios, -sin duda fundamentales-, sino también cómo hacer del trabajo una experiencia positiva, que permita además disfrutar las oportunidades que existen más allá de las paredes de las oficinas. Para ello, no siempre se requiere de una reforma legal. Basta con una política de Recursos Humanos estratégica, que busque cuidar a los colaboradores para que puedan dar lo mejor de sí en el ámbito laboral y también en su vida personal.

Agustina Bellido
Líder de Productos de Mercer Chile

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