Isabel González
Académica Facultad de Derecho, U.Central
Ha causado gran conmoción social la denuncia de acoso sexual a un miembro de la industria cinematográfica en Hollywood, produciéndose con ello una escalada de denuncias que permitieron abrir un dique de secretos del pasado que permanecían bloqueados con un pacto de silencio, hechos que tienen una naturaleza similar, en cuanto al abuso de poder y en los efectos que para el desarrollo afectivo y psíquico de los niños, niñas y adolescentes causa una vida marcada por el bullying escolar, pero frente a la cual permanecemos pasivos como sociedad.
Es así que como cotidianamente conocemos situaciones de jóvenes que se quitan la vida a causa del acoso de toda índole, también sexual, que sufren en los colegios de nuestro país, sin que la comunidad se escandalice y reaccione entre otros medios por redes sociales de la forma que lo hace frente a hechos en que las víctimas son hoy en su mayoría famosos actores, los que no por eso son menos víctimas, ni son menos graves los delitos en que les ha tocado vivir y los daños sufridos por estos repudiables hechos.
Es así como, el año pasado se presentaron 2 mil denuncias sobre la materia en la Superintendencia de Educación y el MINEDUC declara que el 86% de los escolares ha sido testigo de bullying. Un ejemplo son las denuncias contra un colegio Politécnico de Quinta Normal, al que responsabilizan de negar los casos de bullying que se han detectado en su interior, teniendo como consecuencia el suicidio de una niña de 12 años de séptimo básico, el segundo semestre de este año, la que debido a la crueldad y la poca empatía de su medio escolar, decidió quitarse la vida al no soportar ser víctima del fuerte acoso que constituye el bullying, frente a lo que la comunidad escolar impotente, realizó diversas manifestaciones para demostrar su indignación, sin lograr mayor adhesión de la ciudadanía, salvo algunas publicaciones en Facebook que circulan bajo los hashtag “#JusticiparaMaura y #LeyMaura”, preguntándose ¿cuántas vidas se deben perder para que esto pare?
El bullying puede llegar a tales extremos, que a veces, cobran vidas como la de esta niña, debido a que nuestra sociedad no logró suficiente conciencia de lo repudiable que es burlase de los demás y sobre la necesidad de reír con los demás en lugar de reírse de los demás. Son estos mismos niños/as formados hoy bajo estos paradigmas, los que mañana se transforman en acosadores, sexuales o de otra índole en los espacios de trabajo. Frente a lo que debemos plantearnos seriamente ¿cómo detener en los establecimientos escolares este flagelo? abordándolo no en forma represiva y formal como lo plantea hoy nuestra regulación normativa que sanciona con multas al establecimiento que no toma medidas concretas y no denuncia estos actos conforme a sus protocolos, sino por medio de un cambio cultural más profundo, que requiera reconocer el problema, siendo muy severos con el daño, pero acogedores con el ofensor que debe educársele mediante control y estímulo.
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