Enólogo de Viña Ventisquero – Director Cofradía del Mérito Vitivinícola
En invierno, todos entramos un poco en receso. Muchas plantas pierden sus hojas y ninguna de ellas crece, algunos animales invernan o se refugian. Pero en nuestra vorágine del día a día, el ser humano lo quiere olvidar. Como tenemos luz y calefacción, podemos hacer que todo siga aparentemente normal, pero en nuestro interior aun sentimos que vamos un poco a contrapelo. ¿Quién no ha querido quedarse durmiendo en las mañanas de invierno?
Para acompañarnos y reconfortarnos en este periodo, ahí está una vez más, desde hace siglos con nosotros. El vino.
En esta época, cuando disfrutamos de los ricos guisos humeantes y agradecemos el calor de hogar cuando volvemos a nuestra casa, una copa de vino en la cena, nos recibe, reconforta y nos lleva a un lugar más cálido y acogedor. Imagínense después de un frio y oscuro día de lluvia, encontrarnos con una copa de un clásico Cabernet Sauvignon del Maipo, un Syrah de Apalta o un Carignan del Maule. O para los más osados un Potente Petit Verdot o un Garnacha de estilo concentrado que nos haga volver el alma al cuerpo y prepararnos para el día que sigue.
Por otra parte, las frías tardes de invierno son el escenario ideal para disfrutar de los extraordinarios vinos fortificados…… ¿Qué? Me dirán ustedes. Ya les explico. Son vinos a los que se les detiene la fermentación con alcohol, quedando dulces y envejeciendo de manera maravillosa en barricas o en botella. Si les digo Oporto probablemente ya sepan de lo que estoy hablando, pero ese es solo uno de los muchos vinos fortificados del mundo como son el Madeira, el Banyuls Francés, el Jerez español y el Marsala Italiano. Hoy en Chile ya somos algunos enamorados de estos vinos que estamos experimentando hace tiempo y quizás habrán mas representantes chilenos pronto.
Bueno, estas imágenes que les acabo de dar son también el estereotipo, pero no solo el vino tinto está hecho para el invierno. ¿Han tenido la suerte de bañarse en una tinaja de madera? …de esas donde estas mirando las estrellas y donde da exactamente igual la temperatura ambiente ya que estas disfrutando del agua caliente relajado al máximo….bueno, apuesto que ahí nos imaginamos todos un fresco, burbujeante y frio espumante extra brut, en una cubeta a nuestro costado.
Ya me imagino la escena y quizás, en realidad me gusta el invierno.
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