Director de la Escuela de Ciencia Política, U. Central
Hace algunos días Piñera fue electo Presidente de la República culminando así un año electoral marcado por hitos que tuvieron y tendrán consecuencias en el sistema político. Un hecho relevante fue el quiebre de la coalición de centro-izquierda que ha sido la más longeva, así como una de las más relevantes en el país.
La salida de la DC tuvo, por efecto, una izquierdización y abandono del centro político por parte de esta coalición, e impactó la configuración de las listas parlamentarias y la candidatura presidencial. Ello se reflejó en los magros resultados en las elecciones, tanto para la DC como para la fuerza de la Mayoría, confirmando el viejo dicho: “la unión hace la fuerza”.
Otro aspecto relevante fue el debilitamiento de la DC al disminuir su presencia en el próximo Congreso a tan solo 14 diputados y seis senadores. La candidatura presidencial de la DC obtuvo solo el 6% de la preferencia, ubicándose en quinto lugar de las preferencias de los ciudadanos. Estos son los peores resultados electorales en la historia del partido, y lo obligan a entrar en una reflexión sobre su avenir político.
Durante este periodo también fuimos testigos de la caída de figuras que han sido protagonistas en el sistema político por décadas y que ahora no contaron con el apoyo ciudadano necesario para ser candidatos o ser electos como parlamentarios. Aquí destacan Ricardo Lagos, Camilo Escalona y Andrés Zaldívar. Aquello, no necesariamente es un llamado al retiro de la vida pública de estos actores, pero sí una necesidad de cambios y renovación de los líderes y formas de hacer política.
Destaca también la emergencia de una nueva coalición, que se presenta como una alternativa al duopolio al cual estábamos acostumbrados. Esta fuerza tuvo un apoyo electoral relevante e inesperado, tanto en la presidencial como en las parlamentarias, modificando la correlación de fuerzas al interior del Congreso. Además, colocó nuevos temas en la agenda política, muchos impensados hace un par de años. Su aporte ha sido correr el cerco de las transformaciones políticas y sociales iniciadas por la presidenta Bachelet.
Otro hecho tiene lugar en la coalición de la derecha: la correlación de fuerzas al interior de Chile Vamos se invirtió en favor de Renovación Nacional, transformándose en el partido con la mayor cantidad de diputados. Asimismo, emergió Evopoli, fuerza más moderada dentro del conglomerado y que, con seis diputados, inclina la balanza en favor de posiciones más centristas. Lo anterior se traduce en el fin de la hegemonía de la UDI al interior de la derecha.
Piñera no cuenta con la mayoría parlamentaria para llevar a cabo su programa de gobierno, razón por la cual está obligado a articular acuerdos con un sector de la futura oposición y, en particular, con la DC o con un sector de esta, que se vería incomoda en una oposición al lado del PC y del Frente Amplio.
Todo indica que, en los próximos años, la DC estará constantemente tensionada entre la derecha y la izquierda y, en algún momento, tendrá que definirse. Ese es uno de los más grandes desafíos de Piñera durante su gobierno.
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