Los desafíos en el Día de la Familia

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Los desafíos en el Día de la Familia

Alejandra Santana Roa, jefa de carrera de Técnico en Trabajo Social y Servicio Social del Instituto Profesional Santo Tomás

El Día Internacional de la Familia se conmemora el 15 de mayo desde el año 1993 y a partir de la proclamación de la Asamblea General de las Naciones Unidas. Se observa en este día, la importancia que la familia tiene para la sociedad en todo el mundo.

Efectivamente, la familia es la unidad social básica, en ella se dan los procesos de socialización que nos permiten conducirnos apropiadamente en nuestra vida social; normas de comportamiento, valores, ideologías, manifestaciones culturales, todo se aprende en familia y nos prepara para seguir aprendiendo y aportando al resto de la sociedad.

La familia es el escenario en el cual se espera puedan darse los mejores cuidados, expresión de los afectos y satisfacción de las necesidades del ser humano, sin embargo, la familia es también el espacio en el que se dan abusos, maltrato y pobreza, de ahí que la sociedad y el Estado tengan la responsabilidad  de velar por su derechos, protección y fortalecimiento, a través del desarrollo de políticas públicas beneficiosas.

Importante señalar que en nuestro país la familia se  presenta a través de una amplia y rica gama de expresiones culturales, fenómenos sociales como las migraciones y la potente presencia de pueblos originarios, van dando paso a familias interculturales y multiculturales, en un futuro. Deberá la familia en tanto ampliar sus fronteras a la tolerancia, el reconocimiento e inclusión de costumbres y estilos de vida diferentes.

También se observan otras configuraciones familiares, que están impactando fuertemente, porque representan cambios generacionales, podemos observar por ejemplo,  familias homoparentales y también familias sin hijos.

La globalización es otro fenómeno mundial que llego para quedarse y que está cambiando a las familias chilenas. El cómo las familias se van adaptando a las tecnologías y a la inmediatez en una sociedad de consumo, es un desafío evidente, ¿cómo y de qué manera en el escenario actual, la familia,  continuará desarrollando sus funciones socializadoras, valóricas, formativas?, probablemente parte de la respuesta este en los dedicados esfuerzos que toda la sociedad deberá emprender para reencantarnos con nuestra unidad social básica.

Un buen inicio podría ser considerar a los niños , niñas y adolescentes como sujetos activos de derechos y a los adultos mayores como una muy útil  fuente de experiencia, a quienes no hay que alejar, sino más bien incluir y aceptar para aprender, educar para la aceptación del nuevo ejercicio de roles que se está dando en la familia.

Los roles heredados están cambiando y se están ajustando a las necesidades de cada grupo familiar, mujeres en el mundo laboral, hombre que se encargan del cuidado de los hijos, son solo un par de ejemplos.

Elementos como la globalización, el modelo económico y el sistema político imperante, afectan de diversas maneras la realidad de las familias en Chile. En la región de la Araucanía según el último reporte del registro social de hogares, del  Ministerio de Desarrollo Social, se contabilizaron 293.481 familias,  estas representan al 80% aproximado del total de  familias en la región, y son aquellas  que se ven favorecidas con beneficios estatales dada su condición socioeconómica.

En el mismo sentido es importante indicar que la región de la Araucanía, según resultados de  encuesta CASEN entre los años 2013 y 2015, evidencia niveles de pobreza mayores al de otras regiones del país; presenta la mayor tasa de pobreza por ingresos a nivel de personas con un 23, 6%, los hogares en situación de pobreza por ingresos en la Araucanía alcanzan un  20,7%,  la pobreza rural que en la región es evidente alcanza un 20,2% siendo significativamente mayor que la pobreza urbana con un  8,9%, en términos de hogares en situación de pobreza multidimensional la región también es una de las más afectadas.

En función de la realidad regional es urgente pensar y mirar a la familia como sujeto y objeto de intervención social, aunar esfuerzos de actores públicos y privados que contribuyan al reconocimiento y valoración de la familia en el escenario regional actual, contribuyendo a su mejoramiento en el ámbito económico, pero también en otras líneas de acción, participación familiar en el ámbito comunitario, educativo, recreativo, reconocimiento de la familia como el agente trasmisor de la cultura y los valores de una sociedad por excelencia, son solo algunas.

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