El proyecto de ley que introduce cambios regulatorios al sistema de capitalización individual incluye 7 medidas para mejorar la competencia entre las AFP, con la esperanza de que esta produzca, por fin, una muy esperada baja de las comisiones.
Esta medidas incluyen cambios a los plazos en la licitación de carteras, devolución de comisiones si los fondos administrados no alcanzan la rentabilidad de una cartera referencial (benchmark), obligar a los ejecutivos de las AFP a invertir 25% de sus sueldos en los fondos que administran, centralizar los procesos de cobranzas, exigencia de estándares de calidad mínimos, restricciones de cargos entre AFP y sus empresas controladoras y aplicación de las mismas restricciones que tienen los socios fundadores de una AFP a quiénes adquieran más de un 10% de su propiedad.
Ninguna de estas medidas, resuelve el problema de fondo:
¿Por qué los afiliados no se cambian masivamente a una AFP que le cobrará un tercio de lo que le cobra la más cara?
Hoy, de la renta imponible aportamos un 10% a nuestro fondo, y entre 0,41 y 1,48% de comisión a la AFP. En total, para efectos previsionales, un descuento entre 10,41 a 11,48%, según la AFP.
Observe que un afiliado de renta promedio ($700.000) que trabaje sin lagunas durante 40 años (entre los 25 y los 65 años) habrá aportado y pagado las siguiente comisiones:
Creo que la razón es simple: la diferencia es muy pequeña si se compara con el sueldo del mes.
En el caso promedio recién analizado, la diferencia es de apenas $7.490
700.000 x (1,48% -0,41%) = $7.490
Aunque en el largo plazo haya una diferencia de UF135,16 en las comisiones pagadas.
Muy distinto gallo cantaría con un sencillo cambio a la normativa.
Descuento fijo que incluya el aporte al fondo y la comisión de la AFP.
Así las AFPs más baratas pagarían mejores pensiones y el costo empresa sería igual para todos los trabajadores, independiente de la AFP en que estén (en Chile se negocian sueldos líquidos).
Si fijáramos el descuento total al trabajador en 11,48% (máximo hoy) y que desde ese monto se descuente la comisión de la AFP, la diferencia iría a nuestro fondo de pensiones, produciéndose el siguiente efecto, que mejoraría de inmediato la competencia por precio, porque conseguiríamos indexar la calidad de la pensión, también al precio de la administración. Se evidenciaría que una AFP más barata pagaría mejores pensiones.
Para el mismo ejemplo promedio anterior, se produciría lo siguiente:
En consecuencia, cambiarse de la AFP más cara a la más barata significaría mejorar en un 10% nuestra pensión. En el caso de la renta promedio, y suponiendo una rentabilidad de 5,11% anual, significa acumular UF419,3 adicionales.
Francisco Doren
Fundador de www.fondoalerta.cl
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