Generalmente no respetamos la hora de administración del fármaco recetado por el médico. Otras veces, interrumpimos el tratamiento cuando comenzamos a sentirnos mejor, o bien mezclamos los fármacos con bebidas azucaradas, alcohol, café o infusiones. Y cuando acudimos a una consulta, no informamos sobre otros medicamentos recetados anteriormente o que estamos consumiendo en ese momento.
Un aspecto clave de la educación farmacológica es el uso racional de los medicamentos. En esa categoría hay que considerar no sólo el problema de la automedicación sino también otra serie de conductas cotidianas que pone en riesgo la salud de las personas.
Acudimos al médico y nos prescribe un medicamento para tratar alguna dolencia y si no acogemos todas las indicaciones entregadas, se pueden desencadenar una serie de riesgos para nuestra salud, por falta de atención a las recomendaciones o no consumirlos de manera adecuada. Los principales errores que cometemos:
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No respetar los horarios de administración de los medicamentos.
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Ingerir menos de la dosis indicada (menor eficacia del tratamiento y dependiendo de la patología, eventuales crisis como el caso de los pacientes hipertensos, accidentes cerebrovasculares).
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Consumir dos o tres pastillas a la vez (cuadros de intoxicación, problemas gástricos, arritmias y daño hepático e incluso, riesgo vital).
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Diluir los medicamentos en agua.
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Abrir las cápsulas en polvo o blandas y partir comprimidos de acción prolongada.
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Ingerir el comprimido con bebidas azucaradas té, café, o mate uy otras infusiones.
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Consumir fármacos con bebidas alcohólicas (riesgo de sobredosis, daño hepático y problemas cardiacos, entre otras consecuencias)
A esto hay que sumar que en la categoría de acceso libre se encuentran medicamentos como analgésicos, antiinflamatorios, antialérgicos y fármacos para disminuir el colesterol, entre otros, que muchas veces son comprados por las personas en forma indiscriminada o excesiva en las farmacias.
Clarissa Gondim, académica de la carrera de Química y Farmacia de la Universidad San Sebastián indica que de todos los errores que se cometen habitualmente el de mayor riesgo es “el olvido o descuido en un tratamiento con fármacos”. “Esta situación se da principalmente en pacientes adultos mayores que no saben el horario para tomar su medicamento y se confunden con las dosis. Lo mismo sucede con los fármacos que se administran a los niños cuando están enfermos, sin indicación médica”, explica la académica.
De hecho se han producido casos dramáticos como el ocurrido en junio pasado en Rengo, donde una madre confundió un frasco de Paracetamol con Tramal, lo que derivó en la muerte de una lactante por ingerir una sobredosis de está analgésico de tipo opioide que se usa en tratamientos de alivio al dolor generado por enfermedades como el cáncer, por ejemplo.
Como elemento adicional, se debe considerar que muchos pacientes cambian las dosis de los medicamentos de acuerdo a los síntomas que experimentan y pueden consumir más o menos, dependiendo de la sensación de malestar o mejoría.
La docente de la USS enfatiza que también es común que las personas traten de partir y diluir los medicamentos en agua. Lo mismo sucede con los comprimidos recubiertos y los fármacos de liberación prolongada. “En todos estos casos se pueden producir efectos adversos como daños gástricos, hipersensibilidad o cuadros alérgicos”. Respecto a cómo se deben tomar los remedios, Gondim recomienda que con agua.
Por eso, la académica señala que cuando realizan charlas de educación farmacológica en Centros de Salud en distintas comunas el énfasis está puesto en la forma de administrar los fármacos y principalmente se les enseña “sobre los horarios y el calendario de administración ya sea en ayuna o durante la mañana, tarde o noche”.
Gondim recalca que en las charlas realizadas explica “sobre las enfermedades de mayor prevalencia en Chile y qué son los medicamentos que están tomando, cómo los pueden identificar y conocer su fecha de caducidad, además de la cantidad de comprimidos del envase y las condiciones óptimas de almacenamiento y conservación
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