Con un acercamiento al enfoque cultural y científico, la Corporación Nacional Forestal, CONAF, comenzó la elaboración del Plan Nacional de la Araucaria araucana, para el cual convocó a todos los actores que trabajan en favor del árbol sagrado, endémico, vulnerable en la cordillera de Los Andes y en peligro de extinción en la cordillera de la Costa; en una jornada que se desarrolló en el Centro de Informaciones Ambientales del Monumento Natural Cerro Ñielol de Temuco.
La jornada contó con lonkos del territorio de Lonquimay, representantes de University College London, la Pontificia Universidad Católica de Chile, Universidad Católica de Temuco, Universidad de La Frontera, Universidad de Concepción, seremi de Medio Ambiente, Infor y Codeff, quienes compartieron y debatieron las distintas amenazas de las araucarias: daño sanitario, piñoneo indiscriminado, incendios forestales y consecuencias del cambio climático, como las temporadas de frío, nieve y sequía.
“Dado el contexto de interés, hemos definido desde el año pasado, liderar y desarrollar un Plan Nacional de Conservación de Araucaria, con un énfasis particular de participación y en el aspecto biocultural de esta especie que es una de las más emblemáticas de nuestro país”, explicó Moisés Grimberg, encargado nacional de especies amenazadas de la Gerencia de Áreas Silvestres Protegidas de CONAF.
Grimberg comentó que el objetivo primero es tomar acuerdos entre todos los actores interesados en la mejor protección y conservación de la especie en el mediano y largo plazo y para esto, CONAF lidera la implementación de un trabajo con las comunidades para recibir toda esa información y visión respecto a la conservación de esta especie.
“Para mí, es sumamente importante participar de esta reunión, porque habíamos pedido que involucraran a las comunidades, porque se trata de la araucaria, nuestro árbol sagrado para los mapuche pehuenche, que es como una madre que nos da la alimentación; por lo tanto, nosotros estamos preocupados de estas amenazas de la cual hablan los científicos, pero que para nosotros, no necesariamente van a ser efectivas. Ellos hacen su aporte a la investigación, con sus opiniones e ideas, de las cuales, algunas no comparto sobre la naturaleza del pueblo mapuche; y hay otros científicos, que sí tienen clara nuestra cosmovisión, enfatizó Eduardo Cayul, lonko de la comunidad Francisco Cayul de Mitrauquén y presidente de la Asociación de Lonkos de Lonquimay.
A su vez, Mario Romero, académico de la Universidad Católica de Temuco dijo que “es muy significativo para nuestra Universidad participar en esta elaboración del Plan Nacional, basado en nuestros principios fundamentales de la conservación del patrimonio natural. Esta alianza es fundamental, no hay otra forma de trabajar, más aún cuando para los pehuenches sin las araucarias, sin el pehuén no existiría, entonces a través de su presencia y de sus saberes, mezclados con nuestros saberes potenciamos este Plan Nacional”, acotó.
Por último, Roberto Ipinza, investigador de Instituto Forestal y expositor del taller, destacó que “fue un honor participar en un plan de conservación, en el que se considera la parte cultural y biológica. No es fácil conseguir esto, porque en la parte biológica tenemos muchas deficiencias, pero tenemos muchas ganas e ímpetu de conocer la parte cultural de la gente, por eso debemos armonizar esta falta de equilibrio entre la falta de información y las ganas para quien toma decisiones. Nunca es fácil, pero apoyaremos con toda la información científica para que el Plan de Conservación de la araucaria sea un éxito”, concluyó.
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