Director Ingeniería Comercial
Universidad Bernardo O’Higgins
Hace algunos años, la forma de evitar el consumo era simplemente no asistir a ciertos lugares comerciales, donde las tentaciones abundaban y se generaba una compra, deseada o no, dependiendo de las preferencias del cliente. De cierta manera, se imponían límites y se reducía el riesgo de la compra innecesaria. Hoy en día, la realidad es completamente diferente debido a las posibilidades tecnológicas imperantes.
No hay escape para comprar, no existen limitantes de hora ni lugar. El consumo, llevado de la mano del Marketing Digital, se introduce en los hogares mediante diversos aparatos tecnológicos, que provocan el impulso de compra permanente y no esporádicamente como antes. Esto el retail lo sabe y constantemente incrementa su tecnología para optimizar esta forma de compra, mejorando el atractivo de sus ofertas y las condiciones de pago, ofreciendo precios competitivos y muy convenientes para el consumidor. Se agregan las diversas campañas publicitarias aplicadas mediante diferentes redes informativas, que acrecientan la necesidad de consumir, para generar y satisfacer necesidades muchas veces impuestas por el medio.
El “cyberday” ha generado un gran impacto en el comercio. Es capaz de reforzar a los compradores habituales que usan internet para efectuar sus compras y suma nuevos adeptos a sus filas. Este tipo de ventas ocasionales ha ido presentando una creciente oferta y una notable campaña de medios, generando un aumento de ventas en comparación al año anterior. La Cámara de Comercio de Santiago (CCS) menciona que las compras tendrán un incremento del 50% con respecto al año pasado, un fuerte crecimiento si nos remontamos al año 2017, en que aumentó un 24% respecto al 2016.
Se habla entonces de un incremento duplicador año a año en las ventas, que genera como consecuencia un aumento en el endeudamiento de los chilenos. Recientemente, el sitio defensadeudores.cl publicó que éste va en alza, alcanzando un 70% del ingreso que las personas orientan a pagar solamente por concepto de deudas. A esto se suma el estudio de la Superintendencia de Bancos, que indicó que el endeudamiento promedio del chileno es de aproximadamente $13.000.000, con una tendencia de crecimiento entre los más jóvenes (menores de 25 años), una cifra bastante alta si consideramos que el ingreso promedio de los chilenos es de $ 517.540 según INE. También se suma el aumento de la morosidad de un 10% al 2017 comparándolo con el 2016, lo que establece que un total de 4 millones de chilenos se encuentra en esta condición, concentrándose la deuda en el retail, según un estudio reciente de Equifax. Esta condición provocará un mayor endeudamiento si consideramos los intereses adicionales y costas judiciales.
Un panorama complicado pero predecible de cierta manera, como consecuencia del uso de la tecnología para seducir al consumidor, que obviamente hace la vida más fácil, pero que también genera gruesas deudas financieras. Será entonces un tema de educación y de autocontrol que el chileno debe ser capaz de asumir, si no quiere que la tecnología se use también para cobrar.
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