La recolección silvestre de este producto forestal no maderero ha crecido en los últimos años logrando generar alianzas entre comunidades y la industria, además de permitir que académicos e investigadores se interesen en su cuidado y desarrollo.
Por siglos en los bosques de nuestro país ha crecido un pequeño fruto que parece no notar diferencias climáticas o territoriales. El Maqui (Aristotelia chilensis) es un berrie chileno endémico que crece naturalmente desde el Limarí por el norte hasta la Región de Aysén.
Extremadamente rico en antioxidantes, el maqui se ha convertido en un producto top del mercado alimenticio internacional y es posible encontrarlo en diferentes tiendas bajo diferentes formas, ya sea como agua, bebida, néctar, ingrediente gastronómico o nutra cético en cápsulas, entre otras.
A la fecha, su recolección en Chile es mayoritariamente silvestre, donde campesinos e integrantes de comunidades recorren varios kilómetros en busca de este fruto en una práctica de recolección que muchas veces no garantiza la supervivencia futura de este “super berrie”.
La Investigación
Justamente estas inversiones y el crecimiento del mercado de los superalimentos ha motivado a la academia e investigadores a conocer más de este berrie chileno. Para ellos, el gran desafío es lograr un manejo sustentable de este fruto.
La ingeniero agrónoma Hermine Vogel, decana de la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad de Talca lleva cerca de diez años estudiando el Maqui y enfocándose en cultivar esta especie nativa para obtener plantas de alta productividad en los frutos.
“Hasta ahora en Chile –sostiene-, solo se recolecta la fruta desde poblaciones silvestres lo que considero no sustentable, ya que si un recolector sacó parte de la cosecha de la planta, dejando la otra mitad intacta para que se recupere, llega otro recolector y se lleva el resto. De esta manera se extraen las ramas que darían fruto el próximo año. Una cosecha sustentable aseguraría futuras cosechas y no produce daños estructurales a las plantas”, fundamenta.
Con su equipo de trabajo asegura que han logrado importantes avances, ya que a la fecha han sacado al mercado al menos tres modelos de Maqui que podrían mejorar la industria y apoyar al desarrollo de las comunidades. “Hemos estudiado la variabilidad genética, la forma de propagación, las técnicas de cultivo, factores que afecten o favorezcan la producción y eso ha permitido tener hoy tres clones altamente productivos y que se pueden adquirir en viveros comerciales”, indica.
Este trabajo investigativo es valorado por el Instituto Forestal. Gerardo Valdebenito, Coordinador Línea PFNM INFOR, opina que los resultados validan la factibilidad técnica del cultivo de este producto. “Se han obtenido buenos resultados en plantaciones experimentales en el Maule y en el Sur del país (Chillán, Panguipulli, y Osorno). El Maqui es una especie autóctona de amplia distribución se ha desarrollado en suelos húmedos del Valle Central, en los faldeos de ambas cordilleras, quebradas o márgenes de los bosques, desde cerca del mar hasta los 2500 metros de altura, encontrándose además en el archipiélago de Juan Fernández”.
Valdebenito destaca que las exportaciones del producto han tenido un fuerte crecimiento, no obstante que no ha tenido un desarrollo comercial como otros berries que se producen en Chile. “El año 2016 se exportaron 9,9 millones de dólares de frutos concentrados de maqui, duplicando el monto tranzado el 2015”.
Una de las empresas que ha apostado por el desarrollo industrial de este producto es “Arauco Nutrientes Naturales”. El proyecto partió hace ya unos años y hoy cuenta ya con toda una línea de productos que se exportan a diversos países. Para eso debieron generar un sistema de recolección sustentable que les permitiera mantener los niveles de producción necesarios.
“Nuestro programa de recolección con las comunidades cercanas a nuestro patrimonio agrega un valor intrínseco a los productos. Esto incluye capacitaciones y apoyo al emprendimiento, la recolección es orgánica y certificadafair for life,” relata Francisco Lozano, gerente de Innovación de Arauco.
Hoy +Maqui –nombre de la marca- tiene una línea de agua en versiones sin gas y levemente gasificada, una bebida light y normal, un néctar, suplementos alimenticios, nutra céticos en cápsulas, e ingredientes para la industria del alimento y bebestible que se venden con mucho éxito en Chile, Europa, Norteamérica y Asia, esto tras ingresar en la línea de los superalimentos naturales debido al poder antioxidante de este fruto silvestre.
Lozano destaca que el desafío de la empresa junto con asegurar la sustentabilidad del recurso, ha sido generar mayor valor, social, ambiental y económico al bosque nativo y áreas de protección. “Nosotros definimos tres focos de trabajo: la experiencia natural, la conservación del patrimonio y los Productos Forestales no Madereros –PFNM-, donde incluimos la apicultura, la recolección de hongos y hierbas medicinales, además de poner en valor la murta, la mora y maqui. Y fue a esta última la que visualizamos con mayor potencial”, explica el ejecutivo.
Para el futuro
Investigadores, expertos y pymes forestales coinciden en que las promisorias cifras de maqui exportado podrían aumentar con más plantaciones del producto y se podrían beneficiar miles de familias chilenas, en especial en las regiones que fueron afectadas por los incendios forestales el pasado verano.
El Vivero Agromen, ubicado en el sector Confluencia en la ruta del Itata, con motivo de cumplir 25 años de existencia, regaló 25 mil plantas de maqui entre el Maule, Biobío y la Araucanía. “La idea -dice su Jefa de Relacionamiento Comunitario y Marketing, Marcela Contreras,- es apoyar la proliferación en la producción de este antioxidante y entregar a las comunidades un producto que en los últimos años ha tenido una alta demanda. Queremos ayudar a contrarrestar el daño que generaron los incendios del pasado verano, y creemos que donando Maqui -que es un antioxidante natural muy cotizado- se puede lograr”, subraya.
Las plantas fueron entregadas a municipios de cada región con el fin de que ellos las distribuyan entre los lugareños de las zonas más dañadas por el fuego y entre las comunidades que consideren más necesitadas. “Nosotros este año comenzamos a multiplicar la producción de esta especie en nuestros viveros y esas plantas son las que estamos hoy regalando, es una planta que se puede plantar en distintas condiciones climáticas y que puede aportar mucho a la economía familiar campesina”, destaca Marcela.
Economía familiar que podría convertirse en la plataforma para un gran negocio, según los expertos de la mano de este superalimento 100% chileno.
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