La primavera chilena

Señor Director:

Lo que hoy sucede en Chile es de una gravedad tal que pone en riesgo la democracia y la institucionalidad del país, o lo que va quedando de él. Al respecto, los ciudadanos deben estar informados y es un deber del Gobierno, hablar con la dura y trágica realidad.

En la previsión del escenario en que nos encontramos falló el principal y directo organismo asesor del Presidente de la República: La agencia Nacional de Inteligencia. Algo que se debe dilucidar a la brevedad y los chilenos lo exigen. En lo particular me interesaría saber si hubo incapacidad o intencionalidad.

Me atrevo a hablar sobre este tema porque estuve dos años como Agregado Militar Adjunto y profesor de Estado Mayor en la Academia de Guerra del Ejército de Ecuador. Fui profesor de inteligencia en la Academia de Guerra Conjunta de ese país y, desde entonces, he mantenido una importante y responsable amistad con quienes, desde muy cerca, han seguido los acontecimientos sociales y políticos que azotaron a esa República hermana y que se repitieron exactamente igual aquí en Chile.

En Ecuador, durante la presidencia de Rafael Correa, se desmantelaron los organismos de inteligencia de las Fuerzas Armadas, privilegiándose la conformación de una comunidad de inteligencia exclusivamente política. Paralelamente, se atacó la institucionalidad de las organizaciones de la defensa, con continuos y seguidos descabezamientos de sus mandos superiores, con un solo objetivo, introducir todas las reformas necesarias para debilitar la actuación de las Fuerzas Armadas (FAs). Su desprestigio, no fue tan fácil, como sí sucedió acá en Chile. Ellas, las FAs ecuatorianas, tienen experiencia de combate y héroes –de carne y hueso– de sus dos recientes guerras con el Perú.

Su actual Organismo de Inteligencia Nacional, (Centro de Inteligencia Estratégico), está compuesto por gente sin experiencia y al servicio del “correísmo”, por lo mismo, sus análisis no son imparciales y menos de la profundidad necesaria para tomar las decisiones adecuadas por parte del Ejecutivo.

Cumpliéndose el viejo refrán, “…cuando el peligro pasa, Dios es olvidado y el soldado despreciado…”, en Ecuador, después de los violentos disturbios, le costó el puesto a los Comandante en Jefes institucionales. Todos, fueron destituidos. A alguien había que hacer responsables. Jamás a los políticos. Lo anterior, porque su empleo se vio limitado por las excesivas y absurdas medidas judiciales y de organismos de derechos humanos que impidieron su actuar durante el control del Toque de Queda. Se sumó a lo anterior, la gran mayoría de los medios de comunicación que, irresponsablemente, solo mostraron el uso de la fuerza como una innecesaria acción de represión y tortura contra los violentistas y generadores del caos. Finalmente, las Fuerzas Armadas y policías, solo se limitaron a una acción de contención, para evitar ser juzgados, perseguidos y encarcelados por la justicia.

El ex Coronel del Ejército de Ecuador, Mario Pazmiño, que en su momento fue el Director de Inteligencia de las Fuerzas Armadas, en una entrevista de televisión hizo un crudo análisis de lo sucedido en Ecuador. Junto con reconocer la existencia de células golpistas con financiamiento del exterior (Cuba y Venezuela), Pazmiño nos adelantó lo que sucederá en Ecuador y yo le agrego, en Chile.

Si una parte de nuestra sociedad no quiere escuchar, yo se lo adelanto: El Gobierno de Ecuador y de Chile, es probable que caiga antes de los 5 meses siguientes. En Chile caerá porque las medidas económicas, sin soluciones para las demandas estudiantiles y otras que se quedaron en el tintero, no son suficientes. No basta con un tibio mea culpa. No es una situación que no solo se circunscribe al actual gobierno, es la indignación del pueblo de Chile, desde que en 1990 asumió el Presidente Aylwin. Una corrupción política que ha ido en aumento, desmantelando de paso a la constitución de 1980, que tenía justamente, los amarres y las protecciones, para que la clase política no destruyera nuevamente Chile. Miren donde estamos. Las Fuerzas Armadas recuperaron, una vez más, el orden y el rumbo de la democracia, pero su acción se ve mermada por el contraataque de dirigentes políticos y autoridades del propio Gobierno. No hay un relato común. Por un lado, se disponen los Estados de Excepción en diferentes regiones del país, sumando incluso el empleo de la Reserva Activa y controlada y, por otro lado, desde el ámbito de la justicia y del Ministerio del Interior, se prometen las penas del infierno para todo aquel uniformado que, en protección de la ciudadanía o su propia vida, haga uso de su arma de fuego.

La historia se repite, el gobierno y gran parte de la sociedad clama por los soldados para que recuperen y defienda la democracia. Eso que los políticos, por su ineptitud, pierden cada cierto tiempo en nuestro país. Peor aun cuando, en plena contingencia y con amplia cobertura periodística, vemos al Presidente de la República, recibiendo al Director del Instituto Nacional de Derechos Humanos y acto seguido se comunica con Bachelet para invitar a personal a su cargo como Alta Comisionada de Derechos Humanos de la ONU. Yo creo que ya es hora de que se reúna también con los Comandante en Jefes de las Fuerzas Armadas y de Orden.

Hoy, lo único que impide a la extrema izquierda, adueñarse del poder y levantar un gobierno similar al de Maduro, son las Fuerzas Armadas. Les aseguro que estuvieron a punto de lograrlo y lo intentarán nuevamente, con más fuerza. El Presidente y la Primera Dama, lo saben. Cuando ello ocurra, nuestras Fuerzas Armadas constitucionalistas, deberán estar del lado que el pueblo elija. Una actitud y fuerte mensaje que hemos visto y escuchado en cientos de soldados que han debido dialogar y calmar los ánimos de miles de manifestantes. Si ello continúa, no habrá retorno. Y si lo hay, los costos serán muy caros y este Gobierno será el responsable, no las Fuerzas Armadas.

El Presidente, no tenía que congelar el pasaje del metro, tenía que rebajarlo y crear un sistema más justo, donde cada uno pague solo por el tramo que recorre. Para ello se tienen que implementar máquinas de control de entrada y de salida, como existen en muchas ciudades del mundo.

La actual justicia, manda a los militares a la cárcel y los condena antes de cualquier investigación. A los empresarios ladrones, los manda a clases de ética. A los asesinos, violadores y violentistas los protege con el Instituto de Derechos Humanos, a los militares, a través de su Ministro y Subsecretario del Interior, los persigue para encarcelarlos por aplicar una mal llamada violencia innecesaria contra los sanguinarios violentistas que casi se toman La Moneda. Les recuerdo que existen las Reglas de Uso de la Fuerza (RUF) que se ajustan a lo dispuesto en la Constitución Política y los decretos que declararon los Estados de Excepción Constitucional de Emergencia que nombra y entrega facultades a los Jefes de la Defensa Nacional designados por el propio Presidente. La primera de esas reglas establece, “Se autoriza el uso de la fuerza, incluyendo fuerza letal, para defenderse y defender al personal civil o militar contra actos hostiles”. Si no es así, entonces desafío al Gobierno que lo desmienta y diga claramente, que bajo ninguna circunstancia las Fuerzas Armadas pueden hacer uso de su arma de fuego.

Señor Presidente, si necesita dinero, termine con los 6 mil millones de pesos, que durante el Gobierno de Lagos, con la intervención de Longueira, en enero del 2003, se dispusieron para financiar los Partidos Políticos. Hoy, según el SERVEL, son 6.500 millones de pesos. También podría terminar con las millonarias indemnizaciones de los falsos torturados y exonerados políticos. De igual forma podría revertir las medidas que, en su momento perjudicaron a los ahorrantes, cuando las pérdidas de las AFP fueron traspasadas al pueblo, los carísimos créditos con aval del Estado, las colusiones que aun continúan, el aza de los impuesto y el combustible, el alza de las contribuciones, que ni usted paga en Caburgua ni muchos otros privilegiados de Chile, tal como lo hemos visto en diferentes reportajes, los carísimos remedios y atenciones de salud, los millonarios sueldos de Senadores y Diputados y así, una larga lista de medidas necesarias para terminar con las inequidades y que aún no escuchamos de usted. Ni hablar de los más de 1.000 niños muertos y abusados en el SENAME, cuyo resultado de investigación, nunca nos hemos enterados y usted tiene el descaro de decir que “los niños son primeros”. Niños que son sometidos, en sus colegios municipales, a aberrantes manuales de estudios, sin el consentimiento de sus padres.

Usted no conoce, no cree, ni comprende, el objetivo del Foro de Sao Paulo, quienes han cumplido con todas las fases para desmantelar a nuestro país y donde han asistido decenas de los actuales políticos y parlamentarios que en unos días más –con toda seguridad– le harán una acusación constitucional. Con respecto a ese Foro, sepa usted –ya que la Agencia Nacional de Inteligencia no se lo informa– estamos en lo que se llama la Segunda Fase: Terrorismo Urbano. Después, en la Tercera Fase, viene el ataque a los servicios de utilidad pública. Usted no comprende que esto es una estrategia regional contra el último bastión que va quedando para no convertirnos en otra Venezuela: Nuestras Fuerzas Armadas. Algo que sí sabe la izquierda internacional y que a través de su “black block”, (táctica de manifestación donde sus participantes llevan ropa negra), táctica que utilizaron en España y Ecuador, hoy la aplican en Chile. La cuarta Fase es el Golpe de Estado, es decir su salida.

Ya que nuestro Presidente no nos escucha, espero que si lo haga esa sociedad dormida y cobarde que aún se esconde detrás de las Fuerzas Armadas y de Orden, esa que no es capaz de protestar de igual manera y con la misma fuerza como lo hace la izquierda organizada que, al inicio de nuestra estación primaveral, se ha aprovechado de las demandas de los indignados. No crean que es casualidad, es una estrategia Regional.

Lamentablemente y con tristeza, aún no he visto a ningún chileno salir a defender a quienes, a riesgo de su propia vida, han recuperado el orden y hoy son perseguidos por la justicia por haber aplicado –progresivamente– la fuerza necesaria para detener y neutralizar, no a los que se manifestaban pacíficamente, sino a los desalmados saqueadores que, por robarse un televisor, son capaces de asesinar a quien se les cruce por delante. Al respecto, no quisiera pensar que son los Medios de Comunicación, los responsables de no difundir o publicar las manifestaciones de apoyo que tanta falta le hacen a los soldados y policías. Ellos, también son chilenos, tienen madres, hijos y familia, a quienes no ven desde hace días y no han podido apoyar directamente. Sin ese necesario apoyo, no lograremos darles tranquilidad para que mantengan su moral alta y aseguremos el cumplimiento de su deber.

Peor aún, cuando estamos a las puertas de la Conferencia del Foro de Cooperación Económica Asia – Pacífico (APEC) programado para el 16 y 17 de noviembre próximo y la Conferencia de las Partes (COP 25) de las Naciones Unidas, cumbre sobre el cambio climático, prevista para el 2 y el 13 de diciembre. Un desafío al cual el Presidente y su Ministerio de Relaciones Exteriores no quiere retroceder, pese a los obvios costos de seguridad y esfuerzos no previstos, que todo ello puede tener.

Christian Slater Escanilla.

Coronel de Ejército.

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