Director Ejecutivo Agencia de Sustentabilidad y Cambio Climático
La suspensión de la COP 25 en Santiago ha sido, sin duda, un duro golpe para el país. Ante un complejo cambio de escenario social y político, al gobierno del presidente Piñera no le quedó otro camino que tomar esta lamentable pero correcta decisión. Hoy toda la atención y esfuerzos deben estar centrados en construir puentes de diálogo, que permitan instalar una nueva agenda que responda a las demandas más urgentes de los chilenos, sin olvidar nunca que para alcanzar el desarrollo y la paz social es indispensable el crecimiento sostenido de la economía.
Renunciar a ser el anfitrión de la cumbre climática más relevante del mundo, donde se marcará el rumbo para hacer frente al calentamiento global, significa para Chile perder una oportunidad excepcional para consolidar el liderazgo en los temas medioambientales que viene desarrollando a nivel regional y global.
Nuestro país ha dado grandes pasos y, por tanto, debe seguir perseverando en impulsar iniciativas en esa dirección. El crecimiento de las energías renovables en los últimos cuatro años, que ya representan cerca del 20% de la energía que se genera, junto a la meta de la total descarbonización de la matriz energética antes del año 2040, o el impulso de la electromovilidad, que ha convertido a Santiago en la segunda ciudad a nivel mundial con la mayor cantidad de buses eléctricos en el transporte público, son solo algunos ejemplos de que estamos avanzando en la senda correcta.
Si bien nuestro país solo representa el 0,25 % de las emisiones globales de gases de efecto invernadero al 2016, se sitúa dentro de los diez más afectados por riesgos climáticos. Estudios científicos advierten además que los fenómenos meteorológicos extremos generados por el cambio climático también complican los esfuerzos por poner fin a la pobreza. Ya vemos cómo la zona central de Chile está viviendo una crisis del agua por la falta de precipitaciones y el limitado acceso a este recurso, afectando a las actividades agropecuarias y el modo de sustento de muchos chilenos.
La acción climática es uno de los 17 objetivos de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible que suscribió Chile en 2015, por lo que proteger el planeta y sus recursos es un Objetivo de Desarrollo Sostenible tan relevante como poner fin a la pobreza, combatir las desigualdades o fortalecer la construcción de sociedades justas e inclusivas.
No realizar la COP 25 en nuestro país, no significa entonces que dejemos de preocuparnos por la acción climática. Para seguir avanzando hacia el Chile que todos queremos, es urgente también delinear acciones de mitigación y adaptación concretas y mucho más ambiciosas, con un fuerte involucramiento de las autoridades nacionales, los municipios, las empresas y la ciudadanía, para hacer una transición hacia el desarrollo sostenible, donde no sólo se aborden los desafíos pendientes en materias socioeconómicas sino también medioambientales.
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