Familias directamente afectadas manifestaron en las afueras de la Intendencia Regional su rechazo al proyecto que afectaría radicalmente su calidad de vida y el ecosistema de la zona de forma irreversible.
Ante la aprobación que el Gobierno Regional de La Araucanía resolvió para dar luz verde a la construcción de la central hidroeléctrica Llancalil en la zona de Huife Alto, situada a 23 kilómetros de Pucón, la Unión Comunal de Juntas de Vecinos Rurales que integra familias directamente afectadas en la zona manifestaron su rechazo a la votación casi unánime que las autoridades ministeriales en la Región resolvieron el pasado jueves, manifestándose en contra de la aprobación del proyecto energético en el frontis de la Intendencia en Temuco, mientras los Seremis realizaban paralelamente al interior del edificio el litigio casi a puertas cerradas .
«Casi 60 años años que vivimos ahí, y el río es la fuente de vida que nosotros tenemos, por el agua, los peces, etc. La bocatoma con que quieren intervenir el caudal va pasar a 50 metros de mi casa, lo que daña completamente nuestra calidad de vida. Ellos van a entubar el río y va a quedar seco», sostuvo Marta Salazar, dueña de casa del sector de Huife Alto.
Refiriéndose a lo hermética que fue la votación en la que todos Secretarios Ministeriales Regionales aprobaron la creación de la hidroeléctrica, Ely López, Guardiana del Territorio de Curarrehue, argumentó que «me parece insólito que se nos prohibió la posibilidad de ingresar a la votación. Esto es una demostración de la violencia ejercida por este Gobierno frente a la ciudadanía, frente a la gente que se opone a que se instale un proyecto hidroeléctrico en la zona de Llancalil en Pucón, afectando directamente a uno de los lugares turístico más importante de Chile”, agregó la dirigente.
En tanto, Alejandra Parra, Bióloga en Gestión de Recursos Naturales de la Red de Acción por los Derechos Ambientales (RADA) se refirió al irreversible daño ecológico que causaría la presencia de la hidroeléctrica en la zona lacustre, agregando que “si se aprueba este proyecto, podría producir un gran daño por el impacto al río como recurso hídrico, ya que cada año se reduce más el caudal y cuando se usa agua con fines industriales se deja menos agua disponible para los usos campesinos como riego, consumo animal e incluso consumo humano. Además los ríos como ecosistemas son hábitat de una gran diversidad de especies animales y vegetales, aves, mamíferos acuáticos, anfibios, peces, insectos. Intervenir un río de esta manera significa que este ecosistema pierde continuidad, dejando de conectar unos lugares con otros, lo que dificulta la movilidad de las especies que lo habitan lo que impacta negativamente en la disponibilidad de lugares de reproducción y refugio de las especies” agregó la profesional.
Hay que precisar que la consulta indígena no fue considerada en la evaluación ambiental de este proyecto a pesar de sus evidentes impactos en comunidades mapuche de la zona. Tampoco se dio cabida a un Estudio de Impacto Ambiental que evalúe adecuadamente los efectos en el ambiente y en las comunidades.
Cabe recordar que es la tercera vez que el proyecto de la creación de la hidroeléctrica Llancalil ingresa a evaluación ambiental, nunca habiendo desarrollado un estudio de impacto al ecosistema que fundamente los niveles declarados por la empresa. La primera vez que este proyecto ingresó a evaluación, fue el 2013, siendo declarado inadmisible por el SEA. La segunda vez fue el año 2014 y fue desistido por la compañía titular.
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