Investigador de U. Autónoma publica libro sobre “Estado y pueblo Mapuche”

Francisco Bedecarratz (8)Francisco Bedecarratz es Doctor en Derecho y en su publicación plantea una serie de aspectos específicos de esta relación y formula propuestas de solución, con el fin de aportar en la construcción del nuevo y justo trato que debe primar en el futuro.

“El debate público parece haberse reducido a la violencia rural y su necesaria sanción, por una parte, y a la recuperación de territorios ancestrales al más breve plazo, por la otra. Este enfoque en lo contingente no se hace cargo de una pregunta fundamental, vigente hace más de 200 años de historia del Estado chileno: cómo lograr la coexistencia pacífica e integración de sociedades, que evidencian un origen histórico y trasfondo cultural fundamentalmente distintos”. Esta es la reflexión central del libro “Estado y pueblo Mapuche”, publicado recientemente por el Doctor en Derecho e investigador de Facultad de Derecho de Universidad Autónoma de Chile, Francisco Bedecarratz.

Previo a contestar esta pregunta, Bedecarratz plantea que es necesario recordar que la región de La Araucanía tiene un porcentaje de personas mapuche del 34,3% según el Censo de 2017 (el más alto del país), es también la más pobre, con un 28,5% de la población en situación de pobreza multidimensional, de acuerdo con la misma medición. Por otra parte, si bien la Región posee la red vial más extensa del país, con 12 mil kilómetros de caminos, posee al mismo tiempo un aislamiento social y económico importante, donde el Estado no ha alcanzado a extender su red de apoyo para contener la vulnerabilidad social.

“Los hechos ocurridos durante los últimos meses en torno a las municipales de Curacautín, Victoria, Traiguén y Ercilla, por una parte, y la recrudecida serie de ataques a personas y atentados a maquinaria de transporte y agrícola, por otra, muestran dos verdades evidentes: ya no son solamente fuerzas paramilitares o comandos aislados, sino que la población ha empezado a participar de modo más generalizado de la violencia. Y, en segundo lugar, no sólo el Estado de Derecho, sino que el Estado en sí ha estado ausente en el peor momento posible de dicho conflicto”, afirma.

Según el modelo de escalada de conflicto de Glasl, consistente en 9 etapas, las situaciones antes mencionadas nos posicionar en la transición desde la etapa 6 consistente en amenazas, hacia la etapa 7 de ataques locales.

“Estamos transitando hacia una fase en la que solo podemos perder y si el Estado no interviene, deteniendo la escalada de violencia e implementando políticas de desarrollo de largo plazo, entonces no es de extrañar que los individuos más violentos de cualquier signo político dominen el discurso público y, con este, el curso de los acontecimientos”.

CONVIVENCIA PACÍFICA

Concordantemente, se deben ejecutar acciones que trasciendan de la crisis coyuntural, estableciendo como prioridad permanente la consolidación de nuestro Estado en el momento histórico actual. Esto significa asegurar las condiciones para la convivencia pacífica entre realidades distintas.

“Es absolutamente esencial sentarse a conversar y entender la realidad del otro, desde el chileno al mapuche, pero también del mapuche al chileno, haciéndose cargo de la particularidad que representa el hecho que no existe un solo interlocutor para el pueblo mapuche, sino varios y que requieren todos ser igualmente escuchados. Una vez restablecido el diálogo, es necesario avanzar rápidamente en la toma de medidas concretas”, enfatizó el investigador.

De acuerdo con lo anterior, el académico de la Autónoma planta que los desafíos jurídicos para el Estado son dobles.  “Por una parte, garantizar el desarrollo sociocultural y económico de los integrantes del pueblo mapuche e individualizar las responsabilidades legales, tanto civiles como penales, por las graves injusticias que han afectado la región. Esto último implica perseguir y sancionar efectiva y proporcionalmente a quienes protagonizan hechos de gran violencia en la macrozona sur, y que pretenden arrogarse la titularidad de un conflicto y la vocería de un pueblo, pero a su vez también castigar con dureza la discriminación y el fraude que se desarrolla en el contexto intercultural, que han contribuido a la pobreza y marginación de integrantes del pueblo mapuche de la vida en común. Este segundo desafío es ineludible, pues la atribución de responsabilidades individuales permite delimitar las culpas y desactivar los estigmas colectivos”.

Todo lo anterior busca garantizar un principio fundamental, que muchas veces ha estado ausente en la Araucanía y que hoy día parece tan esquivo en el resto de Chile: la justicia.

“El libro “Estado y pueblo Mapuche” es fruto de este anhelo de justicia. Constituye un esfuerzo colectivo de profesores, estudiantes e invitados de la Universidad Autónoma de Chile, que tematiza varios aspectos específicos de esta relación y formula propuestas de solución, con el fin de aportar en la construcción del nuevo y justo trato que debe primar en el futuro. Solo de esta manera, será posible construir un modelo de convivencia basado en el respeto recíproco y el crecimiento social, económico y cultural de todos”.

El texto de 416 páginas es una coedición entre la Universidad Autónoma de Chile y RIL editores disponible en diferentes librerías del país.

 

Sé el primero en comentar

Dejar una contestacion

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.