Por Pablo Rossi, gerente comercial de Pinturas Panorámica.
La pandemia que nos tocó vivir este año ha llevado a replantearnos varios temas y a lo menos considerar si estamos haciendo bien la tarea en las áreas que afectan a la IX Región.
El teletrabajo, el estudio semipresencial o a distancia, las videollamadas y las reuniones laborales han vuelto a poner sobre la mesa que la conectividad digital es crucial para continuar progresando como sociedad y como región. A tal punto que deberíamos tomarlo como un bien de primera necesidad.
Según datos de la Subsecretaría de Telecomunicaciones, el acceso a internet en los hogares ha crecido a tal punto que 9 de cada 10 viviendas cuentan con ello. Pero ese no es el punto, ya que gran parte de ese acceso se produce a través de telefonía móvil, haciendo el servicio limitado y dificultoso para una gran mayoría. La Araucanía no es la excepción.
La crisis del Covid19 nos unió en la lucha por salir adelante, pero también agrando varias grietas.
Un dato no mejor que debemos cambiar urgente es que el nivel y calidad de conectividad no se mide en el análisis de pobreza y equidad. Claramente la medición quedó obsoleta si en estos parámetros no consideramos este punto relevante para el siglo en el que estamos.
Me interesa poner este tema sobre la mesa porque la frase que ya es trending topic en Chile es: “la pandemia obligó a reinventarse”. Y felicito a quienes nos reinventamos. Pero el problema está en que gran parte del “reinventarnos” supuso ofrecer lo que teníamos, pero de forma digital. ¿Y en algún momento nos detuvimos a pensar que es un porcentaje bien bajo de la población quien tiene acceso a esta oferta?
Conocí de primera mano a estudiantes de entornos rurales de nuestra región que debieron congelar sus estudios terciarios por no contar con acceso a internet o incluso por carecer de un computador donde poder aprender. Entonces, ¿cómo llevamos adelante el proceso de reinventarnos de una forma integral en una era digital?
Considero que Araucanía Digital es un polo tecnológico formidable para poner sobre la mesa esta problemática y trabajar por esta causa. Pero faltan esfuerzos gubernamentales y regionales. Se vienen haciendo sí, pero aún estamos al debe.
En épocas de Apruebo y Rechazo deberíamos considerar un abordaje sensato respecto a cómo mejoraremos las condiciones para que, por ejemplo, la juventud pueda seguir estudiando en este formato de nueva normalidad a la que nos vemos sometidos. Más si observamos que de las 10 comunas más pobres de Chile, 7 de ellas son de La Araucanía, según la encuesta Casen.
El 2020 y la pandemia serán un punto de inflexión en este sentido y esperemos contar con un mayor acceso, un uso democrático y una mejor conectividad que nos permitan ser democráticos también en esta área.
Dejar una contestacion