Por Fernando Matte, integrante del G100
Son tiempos difíciles y movidos para muchos, pero no exentos de oportunidades y desafíos. Existe una gran cantidad de organismos e instituciones que han asumido como propia la misión de contribuir de forma desinteresada en la ayuda de los demás y podemos ver que a diario se siguen formando iniciativas filantrópicas.
Según el Estudio de Filantropía Institucional en Chile del centro de Filantropía e inversiones sociales de la Universidad Adolfo Ibáñez, un 45% de las Fundaciones en Chile es del tipo familiar, 26% son fundaciones corporativas o empresariales y un 29% son independientes. El mapeo de filantropía e inversiones sociales del mismo centro de estudios nos señala que un 42,3% de las donaciones que realizan los empresarios tiene su origen en un deber moral de los mismos como forma de responder a la sociedad.
El año 2020 busqué y creé iniciativas que me permitieran vincularme solidaria y colaborativamente con iniciativas privadas que generarán impacto en los emprendedores, sus sueños, inquietudes y desafíos a través de fundaciones. En esta búsqueda descubrí personas extraordinarias, con la cual compartimos las mismas pasiones, compromisos e ideales por Chile.
En este camino de búsquedas y respuestas, me uní a la corporación sin fines de lucro G100, donde buscamos contagiar el espíritu emprendedor para construir el Chile que soñamos: un país en el que nuestro origen no determine nuestro destino y en el que todos tengamos una oportunidad real para desplegar al máximo nuestros talentos. Acompañando a emprendedores que han tenido menos oportunidades, entregándoles conocimiento, contacto, capital y cariño, con optimismo y desde una óptica positiva y posible.
El positivismo es parte del optimismo que caracteriza a los emprendedores y su capacidad de resiliencia para sobreponerse a las circunstancias de la vida y seguir adelante. Compartiendo los pilares del G100, sueño con un país más inclusivo, sustentable y desarrollado, en el cual todos tengamos la capacidad para potenciar al máximo nuestras habilidades con la misma igualdad de oportunidades.
Considerando la realidad que vivimos, veo como un imperativo ético el hacernos cargo y responsables de la solución, ejerciendo un liderazgo comprometido y propositivo con el desarrollo de nuestro país. Chile y su gente nos necesitan, lideremos nuestro desarrollo.
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