Pensar el Temuco postpandemia

IMG_0162Por Claudina Uribe, candidata primarias a alcaldesa por Temuco

Sabemos que las crisis son oportunidades de cambio. Por eso, es el momento de pensar cuál es el Temuco que queremos para cuando hayamos superado el coronavirus.

Imagino un Temuco que se adapta a una nueva lógica con políticas urbanas que tiendan a una ciudad mucho más segura, ante nuevas pandemias, pero también a escala humana: más disfrutable, inclusiva y resiliente. Pienso en barrios autosuficientes, en que podamos acceder a los servicios a 15 minutos a pie como máximo; en una ciudad amigable con los ciclistas, con espacios públicos de calidad, que la gente valore y use, y que esté distribuidos de manera equitativa.

El desafío no es menor. Se trata de hacer una ciudad justa, que de oportunidades para todos.

Desde el urbanismo, tenemos que pensar en un Temuco para las personas de todas las edades: para el que tiene siete años y para el que tiene 80. No podemos seguir pensando nuestras ciudades como si todo el mundo tuviera 30 o 35.

Tenemos que ser capaces de construir parques en los barrios, sobre todo en los que tienen menos recursos porque es allí donde hay más hacinamiento.

Algunas de estas mejoras urbanas, debido a la crisis sanitaria, no se están haciendo esperar: en Santiago -en Agustinas- redujeron a un carril el tránsito de vehículos. El espacio lo ganaron los peatones y quienes utilizan la nueva ciclovía. Todos, con espacios demarcados, coexisten sin conflictos.

Antes del COVID, la calle Bandera, que va desde la Alameda al Mapocho, cambió su cara. Esa bulliciosa arteria, llena de autos, hoy es un colorido paseo peatonal, incluso con zonas de descanso. Esta intervención urbana logró que, finalmente, se haya transformado -también- en un punto de atracción turística.

La experiencia demuestra que sí es posible avanzar a ciudades que entreguen mejor calidad de vida a sus habitantes. Hay proyectos que tienen un alto costo y requieren mucho tiempo para concretarse, pero otros, son el fruto de la capacidad de soñar, de innovar, de salir de la zona de confort y de tender puentes entre el mundo público y privado.

Los municipios deben ejercer ese liderazgo para provocar cambios positivos. Es más necesario que nunca.

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