Neuroinmunóloga
Al pasar más tiempo antes de iniciar un tratamiento efectivo, mayor es el riesgo de discapacidad en el mediano y largo plazo.
Junto con el impacto de la pandemia durante el año 2020 en los tratamientos de los pacientes con Esclerosis Múltiple, uno de los temas que sigue siendo centro de preocupación entre los especialistas en Esclerosis múltiple es la espera para poder acceder a los tratamientos. Ellos abogan por un acceso temprano a la terapia que cada paciente necesita según la evolución y presentación de la enfermedad; en los casos con enfermedad agresiva esto se hace aún más imperioso puesto que al pasar más tiempo mayor es el riesgo de discapacidad en el mediano y largo plazo.
Así lo plantea la doctora Lorna Galleguillos, neuroinmunóloga de las clínicas Dávila y Alemana, en el Día Mundial de la Esclerosis Múltiple que se conmemora cada 30 de mayo. “Lo más importante es recalcar que la Esclerosis Múltiple es una enfermedad crónica que estamos viendo con más frecuencia en mujeres y adultos jóvenes; su diagnóstico precoz va a implicar un cambio en el pronóstico de la patología y en una mayor posibilidad de mantener inalterada la calidad de vida. La tendencia mundial es pensar que el tiempo es crucial, y que mientras antes se inicie la terapia, mayores son nuestras opciones de controlar la enfermedad de manera precoz”.
La especialista manifestó que todos los pacientes deben recibir terapia efectiva por al menos 6 meses y demostrarse que al cabo de este período hubo problemas de tolerancia o efectividad en esa terapia para que el médico tratante pueda postularlo a la Ley Ricarte Soto (LRS). Es en ese momento cuando se puede ingresar al paciente a la ley para optar a los tratamientos de alto costo que ésta cubre. “Nos gustaría que los pacientes tengan acceso a la mejor terapia disponible en la menor cantidad de tiempo. Hay que cumplir plazos y es una necesidad no cubierta para los pacientes con la enfermedad agresiva, especialmente los de Fonasa que deben esperar 6 meses para ser tratados puesto que con las Isapres se puede activar el seguro catastrófico asociado al plan GES”, explicó.
Otro punto a no olvidar, es que al momento del diagnóstico el paciente deber ser confirmado de su patología por su centro prestador. Para las Isapres hay diferentes clínicas y centro médicos donde el trámite es relativamente rápido. Por otro lado, los pacientes Fonasa deben esperar a ser llamados de su hospital base, que luego los deriva al Hospital Barros Luco para confirmación. “Si bien, los colegas del sistema público son muy diligentes, el sistema ya está saturado, por lo que la espera de ratificación puede ser bastante más larga”, manifestó la doctora.
Respecto de los tratamientos, la doctora Galleguillos expresó que en general, hay una buena cobertura por parte del Estado a través de las Garantías Explícitas de Salud (GES) y la Ley Ricarte Soto (LRS), aunque mencionó que hay tratamientos sintomáticos de alto costo que no están cubiertos por ninguna de las dos entidades y los pacientes deben pagarlos.
Situación en Chile e impacto de la pandemia
Se estima que en Chile hay alrededor de 2.500 pacientes con Esclerosis Múltiple, principalmente adultos jóvenes (entre 20 y 40 años) que están iniciando su etapa laboral y afecta a tres mujeres por cada hombre. Se trata de una enfermedad autoinmune, crónica, inflamatoria y degenerativa que afecta al sistema nervioso central. Por razones que aún se desconocen, el sistema inmune destruye la mielina que recubre y protege las fibras nerviosas en el sistema nervioso central provocando síntomas que tienden a ser reversibles con tratamiento oportuno.
Algunos de los síntomas de la Esclerosis Múltiple son problemas para caminar, coordinar, hablar, los cuales pueden ser evidentes para otras personas. Sin embargo, existen innumerables síntomas que no son evidentes y que afectan la calidad de vida: visión borrosa, sensación de hormigueo, inestabilidad, problemas de memoria y fatiga. La forma más frecuente de la Esclerosis Múltiple es la Remitente Recurrente y su tratamiento incluye medicamentos en comprimidos, inyectables (interferón y acetato de glatiramero) y biológicos o llamados anticuerpos monoclonales.
En cuanto al impacto de la pandemia en los tratamientos y consultas de los pacientes, la doctora Lorna Galleguillos sostuvo que “el año pasado fue muy duro porque, por temor, los pacientes no acudían a los controles. Además, las instituciones estaban enfocadas en el manejo del COVID-19, con muy baja posibilidad de poder hospitalizar y administrar los medicamentos intravenosos. Desde septiembre del año pasado la situación se ha ido normalizando, los pacientes han regresado a sus controles habituales y los servicios están administrando los medicamentos intravenosos”.
Frente a la actual contingencia sanitaria, agregó que “hoy el concepto es que los pacientes tienen que seguir preocupándose de su enfermedad, es lo más importante, tienen que asistir a los controles, hacerse sus resonancias, colocarse sus medicamentos cuando corresponda, seguir con las medidas de distanciamiento social, uso de mascarillas, lavado de manos, alcohol gel y vacunarse. La vacunación, independiente de la terapia que se esté empleando, es la única medida eficaz que tenemos hoy para prevenir hospitalización por COVID-19 en unidades de paciente crítico y un desenlace fatal”.
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