Muchas mujeres se concentran en el cuidado de su piel durante el embarazo. No obstante, luego del parto este cuidado es fundamental para minimizar los estragos que el proceso y las hormonas causan en nuestra piel.
Posterior a la llegada de un hijo, las mujeres no sólo tienen una cara que manifiesta cansancio -traducida en ojeras o la piel más pálida- por el profundo cambio en el estilo de vida, los hábitos de sueño o de alimentación. Sino que también, estas características se presentan gracias a las hormonas y pueden afectar a las mujeres hasta luego de un año de dar a luz.
Paula Molina, químico farmacéutico de Farmacias Ahumada, comenta que las hormonas juegan un importante rol en el periodo del embarazo y posterior a éste. “En los primeros meses luego del nacimiento, los niveles de estrógenos y progesterona descienden y las células de la piel (inflamadas en algunas zonas) aún se encuentran en fase de recuperación, por lo que la piel tiende a deshidratarse, pierde la luminosidad y muestra flacidez”, señala.
Ante esto, existen algunos consejos que ayudarán a recuperar la salud de la piel ante la abrumadora e increíble experiencia de ser madres, donde el poco tiempo y el cansancio son la tónica.
– Melasma. Son las manchas marrones, de aspecto difuso y que afectan las mejillas, la zona del labio superior y la frente, principalmente. Los especialistas señalan que pueden prevenirse con la utilización de protector solar durante el embarazo. “Si aún así aparecen y siguen estando presentes post parto, existen cremas despigmentantes o tratamientos como peelings que ayudarán a unificar el color de la piel. Éstos deben realizarse una vez finalizada la lactancia”, indica la farmacéutica.
– Piel opaca. “No sólo se produce por cambios hormonales, sino también por la necesidad de renovación de la misma piel. Para ayudarla, se pueden realizan una exfoliación suave con productos adecuados para cada tipo de piel una vez por semana”, señala Molina, haciendo hincapié que esta acción también ayudará a dejar la piel más receptiva para tratamientos antiestrías o hidratantes.
– El acné y la piel grasa. Los cambios hormonales pueden generar mayor crasitud y producir brotes de acné durante este periodo. “Para no afectar la lactancia, es preferible que no se utilicen productos con antibióticos u otros principios activos. En estos casos, es mejor controlar los niveles de grasa con una buena limpieza utilizando productos que contengan ácido salicílico que, además, ayudarán a tonificar la piel”, asegura Molina.
– Elasticidad y firmeza. La hidratación en este periodo es clave. Los aceites vegetales son una muy buena opción de hidratación profunda y pueden aportar firmeza, ayudando a reestructurar los tejidos. Algunos ejemplos son los aceites de argán, almendras, centella asiática o jojoba, o aquellos que contengan colágeno, elastina y vitamina E.
Sin embargo, uno de los mejores tratamientos luego del embarazo es el interno. La alimentación y beber suficiente de agua no sólo favorecerán la lactancia, sino también a la salud y regeneración de la piel. “Es recomendable aumentar el consumo de alimentos antioxidantes, ricos en vitaminas y minerales, que contribuyan a la producción de colágeno, por ejemplo. No obstante, y sobre todo en este tiempo, cualquier cambio en la dieta debe ser consultado al médico tratante”, remata Molina.
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