En 1964 Bob Dylan en “The Times They Are A-Changin” (Los Tiempos están cambiando), recitaba: “Si el tiempo es para vosotros algo que merece la pena conservar,
entonces mejor que empecéis a nadar, u os hundiréis como una piedra, porque los tiempos están cambiando”. Una canción que más que describir sus tiempos, profetizaba un cambio profundo que habría necesariamente que venir, en esa época era Vietnam, la segregación racial, las libertades.
En Chile –y en el mundo – los cambios culturales, valóricos, políticos, no nos hablan sólo de una generación que quiere dejar a otra de lado, sino de una forma de mirar la vida, las relaciones sociales, a las minorías y los distintos grupos postergados. Es la necesidad de que el respeto, la tolerancia y la aceptación de todos y todas por igual y del medio ambiente en general, no sean sólo discurso vacío, eslóganes de campañas publicitarias y políticas , sino que se hagan cuerpo y alma en la sociedad toda.
Los cambios nunca son abruptos y revolucionarios, siempre van dando señales; una manifestación por acá, una encuesta por allá, un sentimiento general que va de boca en boca, de red social en red social. Muchos no supieron leer los signos de los tiempos y se encontraron de pronto abruptamente con una realidad inentendible, inasible y buscaron conspiraciones alienígenas, viejos miedos de la guerra fría, enemigos inexistentes, cuando la realidad estaba más cerca de lo que se pensaba.
No es cosa de modas, efectos de pandemia o nuevas olas pasajeras; el feminismo y/o la valoración de la mujer, el respeto e irrupción de las minorías sexuales, religiosas y étnicas, el valor de los postergados, las demandas de los ciclistas, veganos, ecologistas, llegaron para quedarse. No son tiempos malos o buenos que hay que defender o anatemizar a la fuerza con pasión, es la realidad que se impone día a día, barrio a barrio, ciudad a ciudad, pueblo a pueblo, dejando atrás lo que hay que olvidar y rescatando lo que debemos rescatar.
“Vamos, escritores y críticos, que profetizáis con vuestras plumas, mantened los ojos abiertos, la oportunidad no se repetirá”, exclamaba Dylan en su canción. Hoy como ayer, en un mundo radicalmente diferente, es necesario mantener no sólo los ojos abiertos, sino los corazones y las mentes, ya que los tiempos inexorablemente están cambiando…y cambiarán más.
Carlos Schneider Yáñez.
Odontólogo y Magíster en Gestión en Salud. Universidad de Chile.
M.B.A. Tulane University (USA)
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