Chile es uno de los países con los índices de depresión más altos del mundo, de acuerdo al Informe de Depresión y otros Desórdenes Mentales Comunes, realizado por la Organización Mundial de la Salud (OMS). El estudio concluye que en nuestro país hay 844.253 personas mayores de 15 años que tienen depresión, lo cual correspondería al 5% de la población. Las mujeres que presentan la enfermedad corresponden a un 25,7%, mientras que en el caso de los hombre, es de un 8,5 %.
Paola Diez Berliner, directora nacional de Prodemu, señala que “esta brecha se debe en parte a la enorme carga emocional que arrastran las mujeres por el hecho de serlo. En el caso de la pandemia, han sido las sostenedoras emocionales de sus familias y seres queridos, además de cargar con todos los deberes extras, de cuidado y protección para evitar los contagios en sus hogares, llevándose la responsabilidad de gestionarlas para ellas y su entorno, lo que se suma a las exigencias que en muchos casos significó combinar teletrabajo y cuidados”.
El Centro de Estudios de Género de Prodemu, indicó que el 69% de las mujeres son las encargadas de asumir las medidas de cuidado preventivo ante el COVID-19 al interior de su hogar, agregando otra dimensión a las preocupaciones de su vida cotidiana. Además, de acuerdo a cifras del programa de acompañamiento Prodemu Escucha, que durante los meses de marzo a septiembre de 2020 recibió más de 33 mil llamados, el 60% de ellas señaló que la pandemia cambió su situación laboral y que su mayor urgencia era generar ingresos, con un 61%. La crisis social y económica que se generó provocó que las mujeres expresarán en los llamados: sentir miedo, preocupación, angustia e incertidumbre.
Las tareas de cuidado que no sólo se refieren al cuidado de los hijos e hijas, sino también, a adultos mayores dependientes, enfermos y miembros de la familia en situación de discapacidad, no sólo disminuye las posibilidades de desarrollo personal y laboral de las mujeres y restringe considerablemente la libertad sobre el uso de su propio tiempo, sino que además suma más preocupaciones en las mujeres con importantes consecuencias para su salud mental a mediano y largo plazo, por lo que la perspectiva de género es muy importante para abordar este tema.
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