Francisco Huenchumilla Jaramillo
Senador
Desde hace unos cuantos años se ha debatido en Chile la posibilidad que, en la nueva Constitución, Chile se declare un estado plurinacional, y junto con ello se haga el reconocimiento constitucional de los pueblos indígenas; dos cuestiones, sin duda, entrelazadas o vinculadas. De hecho, el reconocimiento constitucional viene desde los albores de la recuperación de la democracia, cuando el año 1989 los diferentes pueblos indígenas firmaron el Acuerdo de Nueva Imperial con el candidato presidencial don Patricio Aylwin; esa fue una exigencia de los sectores dirigenciales de los pueblos como una condición para firmar el documento pertinente.
A mas de 30 años de dicho evento, mucha agua ha pasado bajo los puentes de las cuestiones indígenas no solo con las experiencias de Bolivia y Ecuador, sino también del Derecho Internacional de los Pueblos Indígenas emanado de las Naciones Unidas en sus distintos organismos, naciendo un nuevo concepto que ha venido a mover las aguas de las nuevas estructuras con que los pueblos indígenas se relacionan con el Estado. Esto es la Autonomía de los pueblos indígenas.
Por ello, a contracorriente de muchos analistas y personeros del mundo político, creo que el punto central del debate que van a plantear los convencionales de pueblos originarios será la Autonomía. La plurinacionalidad y el reconocimiento constitucional dicen más bien con una perspectiva del propio estado .Es éste el que tiene que definirse a sí mismo, en orden a seguir manteniendo la ficción fundadora del siglo 19 de la nación chilena, única y monocolor o hace un sinceramiento de su verdadera y real estructura social en orden a que, al momento de independizarse del Reino de España, estaba conformado por pueblos originarios anteriores a su formación y que, incluso , los propios conquistadores habían reconocido. Los pueblos indígenas tienen definida su identidad, sus orígenes, su historia y su existencia. Es el Estado de Chile es el que está en deuda consigo mismo, de reconocer su realidad y lo que es, y no seguir viviendo de ficciones.
El reconocimiento constitucional es mas bien una necesidad del Estado para armar la nueva arquitectura jurídica que -en relación con los pueblos indígenas- debe asumir en la nueva Carta Fundamental toda vez que, al aceptar la existencia de escaños reservados asumió, a priori, que aquellos eran sujetos colectivos de derechos y deberán tener, en consecuencia, representación propia en los nuevos órganos colegiados que establezcan el próximo proceso constituyente.
Por ello, a mi juicio, lo central de la estrategia de los pueblos indígenas será la consecución de su Autonomía, concepto nuevo para el ámbito político chileno pero que está plenamente en vigencia en numerosos estados modernos y en las Naciones Unidas. Qué es la Autonomía, sus alcances y sus efectos, es una cuestión pendiente de la sociedad chilena, sus dirigentes e intelectuales. Tarea para la casa, entonces.
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