El último veterano de la Guerra del Pacífico

71069967_10220749196019072_6939648272424239104_nCon motivo de la festividad de Todos los Santos y por razones familiares visitamos el Cementerio General de la ciudad de Temuco, oportunidad que tuvimos, una vez más, para visitar la tumba del último veterano de la Guerra del Pacífico, el General de División, don José Ricardo Orellana Olate, un patriota nacido el 19 septiembre de 1860 en Chiguaihue, poblado enclavado en los cerros, frente a Collipulli y perteneciente a esta comuna.-

Una tumba un tanto olvidada, con una lápida ilegible, entendemos que a lo mejor ya no quedan familiares que se preocupen, sin embargo existen otros entes que podrían tomar parte de una acción humanitaria y no quede esa sensación del “pago de Chile”.-

Los veteranos de la Guerra del Pacífico eran los últimos vestigios vivientes de los soldados y marinos que habían colmado a Chile de glorias.

En mi retina aún mantengo su imagen bajando los escalones de la estación ferroviaria, cuando desde la escuela básica,(segundo o tercero) nos llevaron a ver su figura en un desfile en Victoria, un saludo que le hacíamos portando banderitas chilenas, que nosotros mismos habíamos confeccionado, junto a nuestra maestra en la Escuela Núm. 2 de esa ciudad.-

Lo vi vistiendo su viejo uniformes cargado de medallas y su rostro surcado de arrugas, como también de orgullo.

El 23 de febrero de 1967 a los 106 años dejó de existir en Temuco; sus funerales se efectuaron con todos los honores de un héroe de la Patria.-

El caso del general Orellana, es peculiar, ya que, de cabo de corneta de órdenes, llegó a ostentar posteriormente el grado de general, el cual le fue concedido por gracia y por decreto supremo el 15 de julio de 1965, conforme a la Ley 16.276.

De regreso del norte, el general Orellana se estableció en Collipulli, en donde cambió el fusil por la pala y el arado, trabajando las tierras de sus padres. Años después se radicó en Temuco, de donde no se movió jamás.

Los cronistas de la época cuenta que sus funerales constituyeron un gran dolor para todos los chilenos, al perder para siempre al último testigo y participante de la Guerra del Pacífico. Fue sepultado con honores militares y una guardia de honor permaneció junto a su féretro durante el velatorio.

En su pecho ostentaba cinco condecoraciones, de las cuales destacaban la Cruz de los Héroes de la Concepción otorgada en 1922 y tres medallas especiales otorgadas por el Cuerpo de Veteranos.

José Ricardo Orellana Olate, como otros veteranos y junto a Manuel Jesús Jiménez Guzmán, Ceferino Fuica y Pedro Montoya Paredes, todos de estas “tierras coloradas”, forman parte del Batallón de Héroes Olvidados.-

Mario Grandón Castro

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