El que más y el que menos ha probado alguna vez a jugar al Blackjack. La sencillez de este juego, el objetivo es quedarse lo más cerca de 21 sumando las cartas que se tienen en la mano, es su secreto.
El blackjack tiene sus raíces en el siglo XVIII, aunque antes ya había algunos juegos que tenían la misma estructura que este y la victoria se conseguía con objetivos similares. Lo que es seguro es que nadie va a acabar ni con las mesas de blackjack que llenan los casinos de todo el mundo ni con las partidas que se juegan en las casas para entretenerse, y es que este es uno de los juegos de cartas que tienen asegurada la inmortalidad.
Si hay que hablar de juegos de cartas que son clásicos con todas las de la ley, el póker tiene que estar en cualquier lista de ese tipo. A principios del siglo XIX, este juego ya era uno de los clásicos en muchos lugares del mundo, aunque en ninguno se vivía con la intensidad con la que se hacía en el lejano oeste americano.
Los salones de ese lugar del mundo abrazaron todas las variedades de póker que existen creando un ambiente de leyenda que hemos podido ver en cientos de películas. Ahora bien, lo cierto es que la edad dorada del póker es la actual. Así lo demuestran los muchos torneos que se celebran, la existencia de jugadores profesionales y lo concurrida que están sus partidas.
La opción perfecta para los que están un día en casa aburridos. El solitario es un juego que, como indica su nombre, solo requiere de un jugador. Consiste en ordenar las cartas de la baraja y puede llegar a dar emociones de lo más intensas, por lo que siempre hay que tenerlo en cuenta.
En definitiva, los juegos de cartas son tan antiguos como variados. Solo hemos podido presentarte unos cuantos, y es que hay una enorme cantidad de variantes que tienes que ir descubriendo poco a poco para llenar de emociones esos momentos en los que estés más aburrido.
En el plano local, también tenemos juegos que se han convertido en auténticos emblemas de nuestra identidad chilena. Los naipes y la picardía se entrelazan en partidas de Cueca brava, o Truco chileno, donde no solo se juegan cartas, sino que también se desafía al contrincante con astucia y valentía. La Escoba, con su origen español, ha hallado en nuestras mesas una nueva casa, convirtiéndose en un habitual de las reuniones familiares y amistosas. Por otro lado, el dinamismo de Mano de gato y la estrategia requerida en la Loba son reflejo de nuestra diversidad lúdica y cultural, juegos que requieren destreza mental y rápida toma de decisiones. Así, cada carta que se lanza sobre el mantel es una historia que contar, un recuerdo que construir, un pedacito de Chile que se comparte con cada partida. De este modo, en el rincón más austral del mundo, los juegos de cartas siguen vivos, reviviendo tradiciones y fortaleciendo lazos, juego tras juego, carta tras carta.
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