La gente no está soñando o imaginando cosas cuando piensa que las bolsas de papas fritas están más infladas y con menos producto, que los chocolates están más livianos y han perdido gramos, que el helado con palito está más pequeño y el chocolate no tiene el sabor que se acostumbraba a consumir en la niñez. A esta práctica engañosa, que no es ilegal, es en realidad una inflación encubierta o invisible llamada Reduflación y se produce en momentos donde hay un proceso de alza de las materias primas acompañado de una inflación que afecta toda la estructura de costos de la firma. Los fabricantes conocen demasiado bien el comportamiento de los consumidores y saben que son reticentes a comprar un producto que ha subido de precio, pero se muestran con una actitud pasiva a la hora de asumir las presentaciones con menor cantidad mientras cueste lo mismo, pero siempre que no sea muy exagerado el descenso.
La reduflación no es algo nuevo, es una herramienta de marketing que apareció antes de la crisis económica de los años 70 en los Estados Unidos. En esa oportunidad, los fabricantes encogieron el tamaño de muchos productos, los expertos y la historia señalan que cuando las marcas adoptan esta técnica, las economías nacionales y las internacionales están a punto de experimentar una crisis inflacionaria. En inglés el concepto se denomina ¨shrinkflation¨, combinación del término inflación con el verbo ´´shrink¨, qué significa contraer o reducción.
La reduflación tiene sus orígenes cuando los fabricantes y sus marcas, en lugar de aumentar los precios de sus artículos, toman la decisión estratégica de reducir las cantidades sin alterar el tamaño de los envases. Los clientes no se percatan en forma inmediata de esta práctica, lo que cambia es el peso, ya que el embalaje, tamaño y diseño no varían en absoluto, es una subida de precios encubierta, el consumidor es quien sufre las consecuencias, ya que debe pagar más.
Aunque la reduflación no está normada por ley, se puede concluir que la práctica en cuestión es completamente legal si el fabricante informa en la presentación del producto los gramos, peso neto o centímetros cúbicos que están al interior del envase o packaging. El presidente de la Corporación Nacional de Consumidores (CONADECUS) señaló ¨si la empresa lo publica y está en el etiquetado, no está incumpliendo nada. Es oferta y demanda, así que no hay cómo controlar este tema¨.
Este fenómeno puede ser un arte para las empresas, y una pesadilla para el consumidor, ya que va a encontrar que su hamburguesa es más pequeña, el pan, snack, aceite, refresco, cereal, galleta y rollo de papel se han reducido. Y se señala que es un arte porque lo que se hace es esconder la realidad sin que el consumidor se dé cuenta que está recibiendo menos o de peor calidad, pero pagando esencialmente lo mismo o un poco más.
¿Qué consejos hay para cuidar las finanzas personales y no ser víctima de la reduflación?. La mejor manera de pelear contra esta práctica, es algo tan sencillo como prevenirla, y eso parte con el saber detectarla. Fijarse muy bien en los gramos, comparar el precio por kilos, litros y no solo por el precio más atractivo. Si tiene en casa un envase antiguo con la información, es útil comparar con lo que se pretende comprar. No caer en falsas ofertas, es común que nuestro producto favorito haya bajado de precio y a la vez haya bajado de cantidad y la oferta sea solo una estrategia de marketing. Haga el trabajo de comparar en varios supermercados, ya que el precio final del producto lo determina la empresa e incluso puede varias de una sala a otra. En estos momentos olvidarse de la fidelidad a una marca, la mejor oferta gana, comprar marcas privadas o genéricas, si es posible, comprar en grandes cantidades, rebuscar las ofertas y descuentos. Que no le pasen gato por liebre, y menos si es un gato más liviano.
PATRICK DUNGAN ALVEAR
B.B.A BUSINESS ADMINISTRATION
BOISE STATE UNIVERSITY. IDAHO, EE.UU
CONSULTOR INTERNACIONAL
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