Psicóloga entrega recomendaciones para vivir esta tradición en familia y para superar temores frente a la desilusión.
El Conejo de Pascua, el ratón de los dientes y otros seres en los que creemos durante la infancia, son figuras que representan la emoción de la sorpresa y la anticipación de la búsqueda. La psicóloga y académica de la Universidad Andrés Bello, Mary Taylor, explica que una de las facetas más fascinantes de la infancia es su innata capacidad para el pensamiento mágico y creer en este tipo de personajes puede favorecer el juego y la imaginación e incluso ser el medio para explicar algunas situaciones. Sin embargo, con el tiempo vendrá también la desilusión el revelarse el secreto sobre su existencia.
¿Es bueno creer?
Se trata de tradiciones que están ampliamente diseminadas y con las que los niños se encontrarán de manera inevitable y es que, desde los primeros días de vida, están inmersos en un mundo de interacciones sociales desde donde recogen estos relatos. “El conejo de pascua, el hada o el ratón de los dientes ya cuentan con películas, cuentos, narraciones, ilustraciones con diversos énfasis, por lo tanto, en ellos vemos pensamiento mágico y creatividad”. En sentido amplio, agrega la especialista, son narrativas compartidas entre las generaciones y “desde ahí situó que esta actividad cultural se suma a las tradiciones que condensan lo mágico para los niños, la oportunidad de jugar para los adultos y de recrear junto a sus hijos sentidos diversos. Por lo tanto, sumar un momento de imaginación compartida al cuidado parece no ser un riesgo para la salud mental de nadie”, señala.
Acompañar con ternura
Para muchas familias, además, estas figuras no solo son símbolos de fantasía, sino también medios de acompañar las transiciones importantes en la vida de un niño. “El ratón, el hada y el conejo son una forma muy tierna de acompañar una pérdida ya sea en lo concreto de un diente o al marcando el sentido de vida y resurrección al final de la Semana Santa. El conejo y el ratón para otras familias son una oportunidad para permitirse ser lúdicos y generosos volviendo especial un día que de lo contrario no relevaría importancia para la tradición familiar”.
Dejar de creer
Evolutivamente los niños transitan de la ilusión a la desilusión en distintas áreas de la vida, por lo que es normativo creer y dejar de creer, asegura la psicóloga. Lo relevante es no forzar la creencia ni desestimar las observaciones que van dando paso a la desilusión. Acompañarla sin chantaje, “si no crees no te traerá nada” y evitar usar cualquier figura como el hada de los dientes, Ratón Pérez incluso el Viejo Pascuero, como medio de coerción frente al comportamiento de los niños. “Esas sentencias son las que los enojan, cuando dejan de creer e incluso, antes de eso, cuando les roban la ilusión de contar con figuras tan buenas y reparadoras que incorporan a su vez lo lúdico, lo placentero. En tales casos viven la desilusión como una manipulación premeditada de los cuidadores y comienzan a concluir que creer puede volverse riesgoso”.
El descubrimiento
Que nos descubran que éramos nosotros, quienes a través de este regalo o chocolate les trasmitía alegría no tiene por qué ser negativo. “Es necesario ir dejando el miedo tan adultocéntrico y concreto a que se aburrirán en las siguientes celebraciones”.
En lo práctico se trata de acompañar la desilusión y que “cuando el niño se percate que los conejitos o los huevitos se venden en las tiendas y que el chocolate tiene una marca o descubra el escondite de los chocolates o juguetes antes de la celebración se le reconozca su observación y no desmentirla”.
El consejo y la reflexión de la especialista es “ser natural y trasmitir el amor que encierran estas expresiones. Es un buen momento para confiar que quizás tu hijo está listo para pasar del acto concreto a lo abstracto del sentido que se comparte como familia, alegrarnos que es su momento, más allá de su edad cronológica, de vivir ese aspecto de la cultura desde otro sitio. También la desilusión puede traer crecimiento, creatividad y tocará buscar ahora juntos nuevas experiencias que le aporten magia a nuestra realidad como familia”.
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