Seminario virtual de Pro Salud Chile reunió a especialistas que detallaron las implicancias de la normativa que se encuentra en el Congreso Nacional, sus objetivos, ámbitos de aplicación, gobernanza, riesgos y sanciones, haciendo un paralelo con la ya publicada Ley de I.A. de la Unión Europea, que inspiró la iniciativa chilena
Un muy interesante encuentro se llevó a cabo en el seminario virtual de Pro Salud Chile, «Análisis del Proyecto de Ley de Inteligencia Artificial y sus alcances en Salud», que reunió a destacados especialistas en la materia para explicar en detalle el proyecto de ley que regula el uso de tecnologías con base en I.A. enviado al Congreso Nacional en mayo de 2024 y cómo impacta en el sector salud, haciendo un paralelo con la Ley de I.A. de la Unión Europea (UE), texto en el cual se inspira la normativa nacional que se tramita en el parlamento.
El concurrido encuentro reunió a los expositores Marcos López Oneto, abogado especialista en Inteligencia Artificial y la Dra. Vicenta Tasa, académica de derecho constitucional de la Universitat de Valencia en España, a quienes se les sumó el Dr. José Fernández, presidente de Pro Salud Chile y gerente general de Rayen Salud, en el panel de conversación moderado por Jean-Jacques Duhart, vicepresidente ejecutivo de Pro Salud Chile.
Marcos López Oneto se refirió a los principales elementos que contempla el proyecto de ley enviado al Congreso, haciendo énfasis en sus antecedentes generales, objetivos, ámbito de aplicación, principios rectores, enfoques y sistemas de riesgo, gobernanza, fiscalización, infracciones, sanciones, responsabilidad civil, confidencialidad, apoyo a la Innovación, entre otros.
Si bien el experto destaca la Política Nacional de Inteligencia Artificial publicada en 2021 como uno de los principales antecedentes del proyecto de ley, establece con claridad que la gran fuente inspiradora es, sin lugar a dudas, la Ley de Inteligencia artificial promulgada por la Unión Europea.
“El objetivo de la ley es promover la creación, desarrollo, Innovación e implementación de sistemas de Inteligencia artificial al servicio del ser humano, es decir, siendo respetuosa de los principios democráticos del estado y de los derechos fundamentales de las personas. Este proyecto apunta a generar una regulación de la Inteligencia Artificial en base a un enfoque de riesgo, lo que es muy significativo y se inspira en un 95% en la Ley de I.A. de la Unión Europea que habla de riesgos inaceptables, de sistemas de I.A. que están prohibidos y de riesgos altos, limitados y mínimos”, señaló López Oneto.
Datos, el “oro” de la Inteligencia Artificial
También relevó, entre los principios del proyecto de ley, la importancia de la supervisión, intervención y control humano, más allá de la autonomía que pueda tener esta tecnología, además de ser transparente, explicable y tener solidez y seguridad técnica para minimizar al máximo los errores. “El oro y la materia prima de la Inteligencia Artificial son los datos y por consiguiente, debe existir un sistema riguroso de privacidad y gobernanza de datos que proteja la información de las personas”.
Respecto de la Salud, Marcos López Oneto señaló que “se estima que para 2030 el mercado de la I.A. en salud alcance los 187,000 millones de dólares, por consiguiente es esperable un desarrollo explosivo y más complejo de la industria de la salud en áreas como detección y diagnóstico de enfermedades, tratamiento personalizado de enfermedades, genética médica, I.A. en imágenes médicas, eficiencia de los ensayos clínicos, desarrollo acelerado de fármacos, administración y logística de salud pública y privada y educación médica”.
Desde este punto de vista, adelantó que la I.A. debiera dar marco para la llamada “Medicina 4p”, es decir, medicina preventiva, participativa, predictiva y personalizada, mejorando la eficiencia en todos los niveles,
“Lo mejor del proyecto -concluyó el experto-, es su enfoque preventivo, siguiendo los lineamientos de la ley de I.A. en la UE, pero lo contradictorio es que, pese a señalar que su intención es promover el desarrollo de la I.A., no contiene ningún incentivo económico para tales efectos, un asunto crítico, especialmente en Chile, donde se requiere un compromiso real del estado”.
Por su parte, la Dra. Vicenta Tasa, académica de la Universitat de Valencia, entregó importantes definiciones respecto de esta tecnología e hizo el paralelo con la Ley europea y su impacto en salud.
La especialista advirtió que “hay que tener muy presentes los avances en I.A. son más rápidos que la capacidad de adaptación de la sociedad y esto abre un campo hacia una crisis de adaptación y errores de empresas y servicios públicos”.
En este sentido, la académica sostuvo que la ley de la UE, que inspira al proyecto chileno, “garantiza que los europeos y los chilenos puedan confiar en lo que la I.A. tiene para ofrecerles y necesita que sea una ley la que regule, porque aborda los riesgos, prohíbe las prácticas con riesgos inaceptables y define obligaciones específicas para los implementadores y proveedores de estas tecnologías. Esta ley regula en base a sus riesgos, cuanto mayor sea el riesgo más estrictas serán las normas”.
Ley de I.A. en Europa: Derechos fundamentales y de la salud
La doctora Tasa recalcó cinco claves de la ley de I.A en la UE: “Regula la comercialización y el uso de los sistemas de I.A. en la Unión Europea, busca promover la adopción y el desarrollo de la Inteligencia artificial a través de la innovación, mitigando los riesgos que un mal uso de esta tecnología pueda suponer para la salud, la seguridad y los derechos fundamentales, además, prohíbe prácticas consideradas de riesgo inaceptable para los ciudadanos y para la sociedad. Centra la regulación en los sistemas de I.A. que considera de alto riesgo y exige transparencia con respecto a los contenidos creados o manipulados con herramientas de I.A.”
“Una de las principales intenciones de la ley europea -asegura Vicenta Tasa-, es la protección de los derechos fundamentales y de la salud, con diferentes normas para diferentes niveles de riesgos. La I.A. plantea desafíos importantes para los servicios públicos y empresas dedicadas a la salud, implica invertir en conocimientos de los sistemas normativos ligados a la I.A., contar con principios éticos sólidos y un asesoramiento adecuado, formación de profesionales de la salud, compra o desarrollo de sistemas de I.A. lo que supone mucha inversión estratégica y costos inmediatos”.
La experta asegura que la I.A. permitirá mejoras sustanciales en la Salud en áreas como la investigación médica, precisión y la rapidez de diagnósticos, en las prescripciones médicas, reducción de los errores y mejora de la gestión de las empresas y los servicios médicos.
“La I.A. -complementó la académica-, es una oportunidad para aumentar la eficiencia y la eficacia de la gestión de los servicios de salud pública y privada, pero para que esto sea posible hay que hacer frente a los desafíos y riesgos que conlleva esta tecnología, entre ellos los desafíos éticos. En todas las dimensiones del sector salud deberá producirse una reflexión sólida sobre las consideraciones éticas del uso en salud de la I.A. y códigos de conducta e instituciones claras que resuelvan las dudas ante las situaciones éticamente complejas que se produzcan con su uso”.
En su calidad de presidente de Pro Salud Chile y como experto en la materia a través de Rayen Salud, el Dr. José Fernández apuntó que “estamos mirando con mucha atención lo que ocurre en Europa con la Ley de Inteligencia Artificial aprobada por la Unión Europea para saber cuáles serán los efectos que tendrá en la comunidad económica de ese continente. Estamos mirando todos los espacios en donde esta tecnología disruptiva empieza a tomar forma. Nosotros entendemos que la tecnología debe estar disponible y en uso para mejorar las condiciones de vida de todas las personas y como nuestra motivación principal está en la Salud, entendemos que la I.A. tiene grandes desafíos para proteger, promover y mejorar lo que hacemos desde el campo de la salud”
“Agregó que “si bien existe una cierta incertidumbre sobre lo que va a suceder con este tema, nos entrega tranquilidad ver que los diferentes gobiernos de Chile han ido tomando este desafío, ya que efectivamente existe una política nacional al respecto. Además, la pandemia fue un habilitador de muchas tecnologías que tuvimos que comenzar a usar. Uno de los riesgos que veo es que, por un lado, se intenta aportar desde el desarrollo de I.A. ética, pero por otro, no se promueve la inversión en este tipo de tecnologías porque no hay fondos para aquello, entonces hay un riesgo de que promulguemos leyes que sean difíciles de aplicar por la falta de avances legislativos y hablar de ética en ellos «, sostuvo José Fernández.
El vicepresidente ejecutivo de Pro Salud Chile, Jean-Jacques Duhart, concluyó el seminario afirmando que “estamos en las primeras etapas, no solamente en materia de iniciativas legales, sino también respecto de una discusión que debe haber en la sociedad sobre las distintas implicancias que esto tiene a nivel local y global, por lo que es muy probable es que haya que tener una discusión mucho más completa y donde este proyecto de ley viene a ser parte de los cimientos de esta construcción, más allá de estar inspirada en la normativa europea y de esta manera lograr definiciones legislativas regulatorias con todos los elementos que se requieren, como gobernanza y capacidades para implementar en la práctica esta iniciativa, dar seguimiento y fiscalizar y cómo estimular el desarrollo de estas herramientas de I.A. que parece ser el elemento menos promocionado en estos marcos legales”.
“Esta es una discusión –añadió Jean-Jacques Duhart-, que como Pro salud Chile nos parece de mucha importancia; el ser capaces de lograr un buen balance entre estimular la innovación teniendo como norte el beneficio para las personas y la sociedad, y los recaudos que hay que tener en torno a la protección de la privacidad y el uso ético de las soluciones”.
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